Las Calificaciones de las Añadas

Creado: Lun, 29/04/2013 - 06:02
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Por: Sommelier René García Valdés
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Las Calificaciones de las Añadas

Aunque la añada de un vino es una referencia a considerar a la hora de decidirse por él, tampoco es recomendable absolutizarla como único criterio a tener en cuenta

La añada de un vino es el año de recogida de la uva en el campo. En la actualidad este dato en etiqueta es punto de referencia para conocedores de vinos y consumidores en general, pues las variaciones en el clima de cada añada dan como resultado un vino con características distintivas (sobre todo en los países pertenecientes al llamado Viejo Mundo).

Por lo tanto, no es un detalle cualquiera. La Madre Naturaleza se comporta caprichosa cada año, para bien o para mal en términos vitivinícolas. Cada añada se evalúa según estas condiciones. Parámetros altos, medios o bajos de pluviometría, exposición de los racimos al Sol, fuerza de los vientos, ocurrencia de granizadas, entre otros, inciden directamente en la calidad alta, media o baja del producto final: el vino.

Añadas con resultados climatológicos desastrosos en el viñedo serán calificadas como malas. Otras con efectos parcialmente perjudiciales serán evaluadas de regular o buenas. Categorías muy buenas y excelentes son atribuibles solo a añadas donde las condiciones del clima no afectaron drásticamente el viñedo. En este último caso, el clima se comportó de forma favorable en todos los sentidos: llovió lo necesario, el Sol imprimió la fuerza precisa en el viñedo y no se produjeron sorpresas meteorológicas dañinas, por solo mencionar algunos ejemplos ilustrativos.

Categóricamente hablando, la naturaleza tiene la última palabra. Los esfuerzos del hombre por mitigar o ampliar sus efectos pueden ser casi irrelevantes. Hoy, los vinos se aceptan o no por la calificación de sus añadas.

No obstante, en los últimos años los avances científicos y tecnológicos aplicados a la vitivinicultura han compensado una parte del protagonismo de la naturaleza. Esta última sigue dictando normas, sin dudas, pero el hombre se prepara mejor para incidir más favorablemente sobre el viñedo y en la calidad del vino a producir.

Resumiendo esta parte, la calificación de una añada en específico nos sugiere de forma implícita las condiciones climatológicas de ese año en particular. Dicha evaluación la hace el hombre a partir de esta referencia y pone en función su experiencia y conocimiento con respecto a las regularidades de las características de la zona, variedades de uva y otros elementos.

Tendencias actuales discrepan sobre este concepto tan absoluto, sobre todo porque manifiestan que esta calificación se hace inmediatamente posterior a la producción del vino en cuestión. Plantean que se juzga toda la evolución futura del vino unos pocos meses después de su elaboración y que como todo producto vivo, el equipo calificador puede equivocarse con el tiempo. Un ejemplo actual ilustrará este punto de vista.

Toscana, 1997: Anunciada como la añada más importante de la historia en la región, el tiempo no ha sido generoso con muchos de sus vinos. Se mantuvieron bien, pero ya han perdido su apariencia inicial y no han desarrollado la complejidad y textura de añadas más típicas. Se recomienda beberlos ya.

Toscana, 1996: Añada calificada como inferior, pues carecía de la fibra joven que los hacía vinos atractivos. Sin embargo, con el tiempo han envejecido muy bien: elegantes, equilibrados y varietalmente puros. Se recomienda beberlos o mantenerlos en guarda.

La génesis de este error estriba en que la evolución de los vinos no presenta un patrón regular ni lineal. No son predecibles de forma absoluta.

Incluso dos botellas de vino procedentes de una misma bodega y añada, almacenadas en iguales condiciones, pueden ser distintas. Una añada declarada Excelente en una región determinada no significa obligatoriamente que todos los vinos producidos ahí sean excelentes. Lo opuesto es válido también.

La calificación de añadas influye directamente en la comercialización de vinos. Regiones famosas en el mundo sufren de este estigma. Las ventas de vinos procedentes de añadas mediocres, de Burdeos y Borgoña sobre todo, caen estrepitosamente cuando se anuncian sus puntuaciones.

Es verdad que las añadas en la actualidad casi nunca son calificadas de malas. Incluso existen enólogos talentosos que se crecen ante las dificultades del clima y producen vinos de mayor calidad comparados con la norma general de la zona. Pero la puntuación se publica, y los medios, desconocedores muchas veces de estos razonamientos lógicos, alaban o arruinan indirectamente a bodegas, vinos y regiones sin ser merecedores, pues a partir de estos criterios, los consumidores compran o no.

Ante estas consideraciones los amantes del vino debemos tomar partido. Indiscutiblemente, las tablas de añadas son guías de referencia a considerar. Pero absolutizarlas nos conllevará a engañarnos técnica y económicamente o, lo que es peor, dejar de beber tal vez el gran vino de nuestras vidas.

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