Club de Sommeliers de Cuba: 20 años de buen gusto

Creado: Dom, 22/03/2015 - 16:21
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Por: Melbys Nicola
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Cuba siempre ha apostado por la superación de sus profesionales, y como en otras materias, la gastronomía no es excepción. Incluso en los momentos más álgidos de la economía nacional la preparación de sus exponentes continuó siendo un puntal sobre todo con un servicio mucho más volcado hacia el turismo. En este marco nació el Club de Sommeliers de Cuba. Veinte años después los resultados son palpables, tanto por una impronta más sólida en la restauración como por el crecimiento que este decursar ha promovido en sus representantes.

 

Así, la celebración este 2015 de dos décadas de trabajo es también pretexto para replantear algunos puntos estratégicos en pos de una mejor organización. Además se trata de un momento de autoconocimiento y validación sobre lo que para muchos ha sido una de las experiencias más determinantes en su vida.

 

Como la superación continúa siendo uno de los objetivos principales de esta organización, en los próximos meses continuará la promoción de cursos, cenas talleres e intercambios con bodegas y empresas importadoras de bebidas y alimentos. Un ejemplo de ello fue el recién finalizado Curso de Actualización para Sommeliers 2015, impartido por el profesor adjunto de la Escuela de Hotelería y Turismo del Comodoro y miembro de la Asociación Italiana de Sommeliers, René García.

 

Dichas conferencias incluyeron una revisión de la Nueva Ley del Vino en Europa y sus implicaciones en las denominaciones regionales así como de las nuevas tendencias en el servicio gastronómico especializado. Del mismo modo la introducción y práctica del Método Deductivo de cata que hoy emplean los Masters del sector, aportó nuevas herramientas a estos profesionales, a partir de un análisis más incisivo de los descriptores, especialmente en vinos.

 

A lo largo de 20 años esta agrupación se ha mantenido y evolucionado junto a la propia gastronomía de la Mayor de las Antillas y los cambios que se suceden en el panorama internacional; por ello cursos como el anterior resultan esenciales, capaces de apoyar la gestión turística en el país, la par de formar, preparar y actualizar a Sommeliers o encargados de la gestión de Vinos y Bebidas en las instalaciones gastronómicas y con ello ofrecer un mejor servicio.

 

De tal manera, la importante labor pedagógica realizada por sus miembros (muchos de los cuales son además profesores titulares de las Escuelas de Formación de Turismo del país), y el trabajo directo con empresas que comercializan y distribuyen bebidas y otros productos de interés ha sido parte de su labor diaria, estimulando la conformación de ofertas más atractivas y de calidad dentro del sector.

 

Si de Sommeliería en la Mayor de las Antillas se habla, varios nombres son indispensables para las nuevas generaciones. René García, Fernando Fernández, Yamir Pelegrino, Julio César García, Silvino García junto a féminas como Marta Señán y Miriam Alfonso han sido esenciales en la consolidación de una Somneliería Cubana.
 

Sin embargo, no solo en territorio cubano es reconocido el quehacer de los sommeliers patrios. Además del apoyo de las instituciones nacionales y globales vinculadas a este rubro, el Club (y la isla) cuenta con el prestigio de tener profesionales graduados por Wine & Spirit Education Trust College de Inglaterra y la Asociación Italiana de Sommeliers (AIS). Estas credenciales son viva muestra de una formación consagrada sobre todo al vino aun en tierras sin viñedos como lo es Cuba.

 

Por otra parte, numerosos miembros del Club son justipreciados internacionalmente por su trabajo, tanto que han sido contratados por importantes cadenas Hoteleras en el Caribe y Europa, dígase Jorge Miranda, Miguel Miranda, Julio César García, René García, Gisela Pérez o el propio Yamir Pelegrino, con dos libros dedicados a Vinos y Temas Gourmet que han sido reconocidos a escala mundial.

 

Experiencia y estilo
Si bien el ser Sommelier es una de las profesiones que más misticismo y estilo implica para sus interlocutores, también un alto contenido de esfuerzo, estudio constante y actualización consagrada debe caracterizar a esta figura esencial de la restauración. Y es que, junto con enunciar y proponer bebidas generalmente de índole internacional vinculadas a sectores de alto standing, el reconocimiento a los valores autóctonos de su país natal y la defensa de estos desde la gastronomía, es un elemento neurálgico de la actividad.

 

Decir Sommelier no implica solo vender un vino o bebida determinada, sino también seducir al comensal a partir de una experiencia gastronómica única, donde todos los elementos provoquen y encierren una armonía. Con esa claridad trabajan los especialistas cubanos y desde los recursos disponibles (pues no en todos los establecimientos puede encontrarse una diversidad igualmente apetecible) intentan llevar al cliente hacia el mejor disfrute posible partiendo del conocimiento.

 

Con la celebración de una nueva década todos estos aspectos también se ponen sobre la mesa, se revisitan y están encauzando al movimiento por una mayor integración. Como puntualizara recientemente Alejandro Herrera, Sommelier del restaurante privado Riomar “la fundación del club hace 20 años significó los primeros pasos de volver a beber vino en Cuba desde una mirada más profesional. La tradición de la caña de azúcar y sus destilados siempre fue más importante pero nunca se dejó el consumo aunque se perdió bastante. El Club hizo su aporte por un nuevo impulso y ya se ven los resultados. Un ejemplo es que los vinos económicos en fechas festivas se acaban en los mercados. La gente está volviendo a tomar vinos espumosos y tintos no solo en días marcados, sino también durante el resto del año; eso también ha sido un aporte del trabajo de los Sommeliers.

 

“Hoy el entorno ha cambiado, como todo y por suerte. El Club tiene que cambiar y lo está haciendo. Son tiempos de que sea más inclusivo que exclusivo. Además, la coexistencia en la sociedad de establecimientos tanto estatales como privados significa también otro contexto y la formación que adquirimos influye en la percepción de la gastronomía cubana actual”, destaca.

 

Y concluye: “El Sommelier es el enlace entre el salón y la cocina que hace que todo salga bien. Para que funcione bien un salón restaurador es casi obligatorio tener un Sommelier o alguien que entienda de vinos y pueda controlar las comidas, las bebidas, guiando al comensal en función de lo que quiere beber y dentro de ello qué puede ir mejor. Con todo, pienso que se necesita valorizar más esta figura, una figura determinante no solo en la economía, sino en el placer, en lograr un nuevo sabor que el cliente no venía a buscar, y con ello su sorpresa y satisfacción”.

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