Desde 1881 el apellido Gramona se asocia a los mejores cavas españoles. Ubicada en Sant Sadurní d’Anoia, provincia de Barcelona,en el corazón del Penedés, durante 130 años han defendido una forma de hacer y entender el vino, basada en el respeto a la tradición y la cultura de los grandes espumosos, y a la vez de integración con la modernidad, como afirma a Excelencias Gourmet Fernando Mendieta, su delegado para España central.
-¿Es la primera vez que vienen a este salón Millésime?
-Teníamos intención de hacerlo desde otras ediciones, pero este es el primer año que ha sido posible, porque nos parece un gran evento en el cual la marca tiene importancia fundamental, el cuidado del producto y la asociación entre el vino de calidad, en este caso espumoso y dulce y la gran gastronomía está muy cercana, es muy directa.
-Con 130 años en el mercado deben vender en toda España ¿También están exportando?
-Vendemos en toda España y exportamos apenas un 5% pues somos una casa que elabora 1 millón 200.000 botellas entre vino tranquilo y cava, y al final nuestra presencia en el mercado español es cada vez más amplia, inicialmente muy ubicados en la zona catalana, del mediterráneo, y ahora con un despliegue comercial por toda la geografía española y en algunos países de Europa, en Estados Unidos y en algo de Asia.
-¿Piensan exportar a los mercados emergentes, como Rusia y China?
-De hecho nuestro jefe Xavier Gramona, responsable comercial de la bodega acaba de regresar de China en gestiones comerciales, y desde hace un par de años nuestra intención es tener una presencia por lo menos en las ciudades más importantes de la zona oriental. Es una zona de futuro, que económicamente va en crecimiento y nosotros pretendemos asentarnos en los segmentos del vino de lujo, de gran lujo y de la alta prescripción de Gourmet.
-En ese sentido, ¿Cual sería tu percepción de los elementos principales para producir un vino de calidad hacia esos segmentos de lujo?
-La filosofía de Gramona ha sido siempre ante todo de una exigencia: la de la máxima calidad para los vinos y cavas elaborados por la marca. Esta exigencia se refleja en cada momento y proceso de la producción de nuestros vinos y cavas, desde la viña hasta la selección del circuito de distribución. Es lo que expresa el escudo familiar "Viti, Vini, Vitae": la cepa, el vino, la vida, una síntesis de la historia familiar con doble tradición de viti- y vinicultores.
-¿Crees que han logrado marcar una diferencia en el mercado?
-En principio estamos considerados como la referencia en el mundo del cava, nuestro vino III Lustros ha sido premiado entre los diez mejores de España por revistas americanas, hemos sido portada en el New York Times y en el Wall Street Journal, hemos obtenido altísimas puntuaciones tanto de guías extranjeras como españolas, hemos sido seleccionados en el Top 100 Bodega del Año por la prestigiosa revista Wine &Spirits, estamos en el referente de la elaboración e innovación del producto, y al final nos gusta ser un poco la bandera que tire de la reivindicación de que el cava español puede ser un vino de altísimo nivel mundial.
-¿Equilibrio entre innovación y tradición?
-Siguiendo la filosofía de continuidad en los 130 años de trayectoria que tienen nuestros cavas de larga crianza y teniendo una gama de productos innovadores y rompedores, en 2006 creamos un departamento de Investigación y Desarrollo destinado no solamente a avanzar y mejorar técnicamente sino también a satisfacer nuestra curiosidad en cuanto a las técnicas y procesos de elaboración que hacen que nuestros vinos y cavas se haya convertido en referentes de mercado. Por supuesto, continuamos respetando lo que ha sido la tradición, ya que somos la quinta generación de Gramona, y a la vez tratamos de innovar y aplicar la tecnología más actual para cuidar el vino de la mejor forma posible y mantener nuestros elevados estándares de calidad.
Intentamos trabajar en el respeto a la individualidad y a la libertad de ideas, manteniendo independencia de las corrientes o modas, fomentando la responsabilidad por el entorno social y cultural. Todo ello bajo el sello de la sobriedad, discreción y la mayor elegancia posibles.
