De fiesta estuvo también el Maíz durante las celebraciones del III Encuentro de Rescate y Promoción de la cultura culinaria cubana Saborear lo cubano. Con un taller acerca de la historia y múltiples confecciones que con los años se han derivado de este grano, el restaurante La Mina convidó a chefs, sommelieres y especialistas a disfrutar de una de las más auténticas expresiones de la gastronomía criolla.
Explica Ernesto Iznaga Coldwell, gerente de la instalación:
“Tomando como centro este evento que ya celebra su tercera edición hemos desarrollado un encuentro para abundar en las particularidades que rondan al maíz, dígase sus orígenes, los países que más los consumen en el mundo, los distintos tipos de grano que tiene, y como alimento base del hombre e incluso del ganado. También su viaje de Mesoamérica a Europa y su significación.
“Así, de la historia pasamos a las propuestas culinarias y en este sentido presentamos tanto lo más tradicional de nuestros platos como composiciones más modernas, gracias la conexión que establecimos con Omaira Scott Alfaro, promotora del proyecto Cimarrón”.
Por su parte, Omaira Scott, habitante de Las Candelarias y activa estudiosa de las raíces negras en la cultura y la gastronomía cubanas, explica:
“La idea surge por un proyecto llamando ‘La Montaña y yo’ en el lomerío de Candelaria y lo primero que se hace es buscar la parte científica en un estudio sociocultural sobre la influencia que tiene el maíz y otros productos en nuestra cocina.
“Especialmente en este lomerío en un momento hubo 100 haciendas de café donde el negro esclavo tenía como dieta básica la harina, comida de barracón acompañada por el tasajo, el bacalao y otros. Basados en toda esta investigación y observación de cómo los campesinos todavía se alimentan con el producto del maíz comenzó este proyecto que recrea los modos de preparar los diferentes platos autóctonos, con leña, carbón, el sazón tradicional, el servicio en jícara. De ahí surge la idea de llamarlo El proyecto Cimarrón, que ha caminado todo el país.
“De esta forma hemos llegado a Saborear lo cubano. Es la segunda vez que participamos y ha sido un espacio para aprender, para interactuar con chefs tan reconocidos como los de la Habana Vieja, personas que se alegran de nuestro trabajo y nos alientan. Es también un punto de partida y un reto”.
Comida tradicional, casera, de conjunto con elaboraciones más especializadas y propias de la cocina moderna, sin abandonar por ello los marcos de las raíces y fórmulas genuinas que componen la identidad de la isla pudieron disfrutarse en el patio del Restaurante La Mina, que también celebraba su cumpleaños.
Majarete, pinchos de brocheta de tamal con bacón y piña como fruta bien tropical, tamal en cazuela con productos del mar, tamal en hoja, harina sazonada, e incluso tortillas de maíz, propias de México pero con el indiscutible sabor cubano de la Ropa Vieja, dieron sabor a una fiesta autóctona en donde el gusto por la identidad fue invitado principal
