La Conservación de los Habanos

Creado: Vie, 01/05/2009 - 13:06
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Por: Salvatore Parisi / Fotos: Alvite
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La Conservación de los Habanos

Un buen Habano es una esponja respecto a la capacidad de absorber cualquier perfume con el cual entra en contacto, y si además pasan al menos tres semanas y hasta un par de meses para transformar un cigarro seco a condiciones de humedad óptima, basta solo media hora de exposición del cigarro en un ambiente con menos del 50% de humedad relativa para secarlo en modo tal que compromete el placer de fumarlo.

Si bien los humidores forrados de porcelana y los recipientes de vidrio o cerámica son óptimos para periodos breves de conservación, pues tienen la ventaja, como los tubos de aluminio, las bolsas de celofán y el film transparente, de conservar el cigarro húmedo y perfumado como al origen de la confección, estos materiales no absorben el perfume de los cigarros ni les dan beneficio alguno.

Para ello es necesario conservar los Habanos en un humidor, como en el Maturing Room, preferiblemente de caoba, que tiene la característica de absorber el perfume del tabaco y cuyas fibras con los años se impregnan de estos olores y lo restituyen generosamente a los cigarros más ancianos.

Sin embargo, para beneficiarse al máximo de esta característica de la caoba es necesario saber regular bien la humedad, temperatura y ventilación.

Para fumar un cigarro en condiciones perfectas, el humidor donde cuidamos los Habanos para el fumar cotidiano debe tener una tasa de humedad relativa del 70-72% mientras la temperatura ideal es aquella del ambiente en el cual se fumará el cigarro, de allí que lo ideal sea conservarlos en los Walk in Humidor.

El término estadounidense Walk in Humidor expresa el concepto de un local amplio, mientras la definición más británica de Maturing Room evidencia la importancia de este ambiente desde el punto de vista técnico, como área destinada a la maduración y el envejecimiento del cigarro cubano.

El Maturing Room debe ser concebido como una especie de caja enorme, por lo cual techo, paredes, pavimento y mobiliario deben ser del mismo material. En el montaje y fijación de las mesas no deberá ser utilizado ningún tipo de pegamento. Pavimento, paredes y repisas deben ser fijados solamente con clavos. Y es mucho mejor si el ambiente está privado de ventanas.

La moda del Habano ha hecho que muchos emprendedores se hayan lanzado en un mercado decididamente complejo, sin el más mínimo conocimiento de la materia. Son así difusas una serie de falsas convicciones como, por ejemplo, que los cigarros tienen que vivir en un ambiente aséptico, o la utilización de cedros cubanos, condicionados con humedad computarizada ordenables a distancia, electrónicos, y otras diabluras inútiles.

A mi entender, la instalación de aire acondicionado debe ser a circuito cerrado, o sea, el aire que entra debe ser sacado del Maturing Room mismo, sin ser filtrado, pues en este modo el reciclo del aire mantiene el perfume del tabaco.

Climatizadores, humidificadores y deshumidificadores deben ser fácilmente controlados y regulables según la necesidad.

Además, los cigarros, sobre todo los más jóvenes, deben continuar el proceso de maduración y sufrir por lo tanto de las pequeñas fermentaciones que solo las variaciones de temperatura y humedad pueden inducir.

También es bueno guardar cigarros jóvenes y viejos en estrecho contacto, de modo que los primeros, más cargados de perfume, puedan transferir a los más ancianos cualquier nota de aroma.

En cuanto a los estantes, paredes y cajones, deben ser concebidos para favorecer una buena ventilación. A su vez deben ponerse varios higrómetros y controlar su calibración cada seis meses, al igual que la de los termómetros.

Está bien tener el Maturing Room completamente a oscuras, o con leve iluminación, pues exponer los cigarros a la luz directa por periodos prolongados, a la larga, aclara el color de la capa.

Otros detalles a tener en cuenta son la ventilación, que garantice un movimiento de aire que no permita concentraciones de humedad con consiguientes formaciones de moho, así como tener la cajas y gabinetes cerrados.

Otros elementos significativos son mantener una proporción ideal entre los espacios vacíos y aquellos ocupados por los cigarros, así como no incluir dentro de la cava de Habanos ninguno sin previamente haberlo fumigado, aunque es importante cuando se conservan grandes cantidades colocar también trampas para el monitoreo de la eventual presencia del Anobio del tabaco.

Como en el cuidado de todas las cosas preciosas, en la conservación de los puros no se admiten improvisaciones o distracciones. El Habano es un producto vivo, que puede fácilmente deteriorarse de modo definitivo.

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Por: Salvatore Parisi / Fotos: Alvite