California, un ejemplo a tener en cuenta

Creado: Lun, 23/11/2020 - 00:30
Autor:
Credito
Rafael Ansón
Categoría
gastronomía

Recientemente, he recibido un artículo escrito por Teresa Gundín, directora de La Piña Comunicación y quien vive, desde hace meses, en California. Por su interés, lo reproduzco íntegro a continuación.

"Esta semana ha sido aquí, en Santa Cruz, California, The Tastiest week of the year, iniciativa en la que los restaurantes y locales participantes de todo el condado han ofrecido menús especiales de tres platos por 25, 35 o 45 dólares con el objetivo de alentar al consumidor a probar un restaurante nuevo, volver al de siempre y, sobre todo, "apoyar a la hostelería" con un precio fijo, generalmente más barato del que acostumbran a pagar y la garantía de cumplir con todas las medidas de seguridad sanitarias. Resultado: restaurantes llenos desde por la mañana hasta el cierre habitual, pues aquí no hay toque de queda, como tampoco hay barrios ni comunidades doblemente confinadas, ni multas, ni recortes a los derechos y libertades de los ciudadanos.

Hay una gran diferencia en las políticas de estímulo económico entre Estados Unidos y Europa. Mientras que en el país americano ya en marzo se ejecutó un rápido y ambicioso programa de ayudas, en Europa aún seguimos esperando a que se concrete un plan. En consecuencia, se genera mayor confianza en la economía, se estimula la demanda y se impulsa a los empresarios de modo que son muy pocos los que se queden sentados a la espera de un rescate.

España cuenta con la mejor gastronomía del mundo, pero no está inmunizada contra los efectos devastadores de la pandemia y para nadie es plato de gusto cómo está sufriendo, humana y económicamente, las consecuencias de medidas fallidas, erróneas e insuficientes del gobierno, de la incertidumbre económica y el miedo del consumidor. También, todo hay que decirlo, de la falta de iniciativa y de adaptación de los propios restaurantes.

Gran parte de la sociedad estadounidense desayuna, come y cena fuera de casa, ya sea sentados en el local, recogiendo el producto o utilizando el delivery. Además, las comunidades se esfuerzan por apoyar a los negocios cercanos a su residencia o trabajo. La capacidad consumidora del norteamericano hace que la restauración y economía en general se muevan mucho más rápido que en España.

Ciertamente, a ojos de un español, el producto es peor, la variedad es pobre en todo el país, los hábitos de vida son mucho menos saludables, comer bien es caro y no tan fácil de encontrar y sin embargo el hábito de comer fuera de casa no se resiente. Las iniciativas para mantener al cliente son de lo más creativas, desde celebrar la semana del restaurante hasta prepararte o enviarte la comida de toda la semana a un precio competitivo, utilizar el parking de los establecimientos para montar terrazas acogedoras, potenciar el take away más que nunca y ofrecer cartas reducidas, pero más especializadas. Acciones todas ellas impulsadas bajo el eslogan que también utilizamos en nuestro país "Save The Restaurants". Además, se hacen crowdfundings por comunidades, no faltan huchas a la entrada de los locales y tasas opcionales en la factura final para mejorarle el sueldo a los empleados.

Recuerdo perfectamente el auge de las plataformas online de contenidos audiovisuales cuando el usuario dejó de asistir al cine por motivos obvios: más barato, sin desplazamientos, ni horarios ni gastos elevados en palomitas y bebidas. La fiesta del cine en España fue la iniciativa escogida para volver a enamorar al espectador y dibujar el séptimo arte como un motivo de celebrar y no de "rescatar".

No veo impedimento alguno para trasladar estrategias como esta del cine a nuestros restaurantes, desde el establecimiento popular al templo gastronómico, de forma que la extraordinaria cocina española, con su variedad, calidad y riqueza, se sobreponga a la adversidad. Lo tenemos todo (también seguridad: menos del 3,5% de contagios son en bares y restaurantes, según datos oficiales del Ministerio de Sanidad), excepto unas Administraciones que nos estimulen y tomen decisiones favorables para nuestro sector.

Sea como fuere, es momento de reinventarnos, de potenciar aún más el delivery y el take away, de cubrir costes fijos con iniciativas que atraigan al nuevo consumidor y potenciar la imagen de nuestra industria, la industria de la felicidad y la libertad, siendo cada día más solidaria, saludable y sostenible.

Bienvenidos a la fiebre del restaurante en España

Coincido en todo lo que plantea Teresa. Creo que la hostelería y la restauración de España tienen que reconvertirse. No solo por las consecuencias económicas, sociales y laborales que deja la pandemia, sino porque, de alguna manera, está cambiando la demanda y, como es natural, la oferta tiene que adecuarse.

Tenemos que facilitar el acceso a la cocina de calidad en todos los niveles, complementando la que se consuma en los locales con la que pueda recogerse personalmente o la que se encargue a domicilio.

Debemos dar a los profesionales de la hostelería y la restauración la oportunidad de que se especialicen con cursos de formación complementaria. Aprovechando esta época de semiconfinamiento, ofrecerles cursos que puedan realizar desde sus casas y que les permitan mejorar su preparación, para poder afrontar el futuro de la mejor manera posible.

En este mundo de solidaridad gastronómica que se está creando, también los clientes, los consumidores, tenemos que contribuir con nuestra solidaridad individual a sostener, a mantener y recuperar nuestra gastronomía, que ha sido líder y que debe volver a situarse en los primeros lugares a nivel internacional.

Fuente: Gastrocultura

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