Alimentos beneficiosos para la piel

Creado: Lun, 14/06/2021 - 10:50
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Roy Mariño Heredia
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La piel es el mayor órgano de nuestro cuerpo, por lo que requiere gran cantidad de nutrientes para poder estar sana y bella.

Desde la antigüedad se conoce que las personas que abusan de la cantidad de comida y especialmente de las grasas viven menos, por lo cual es aconsejable comer poco, aunque varias veces al día, especialmente alimentos sanos como frutas y vegetales por su alto contenido en antioxidantes, vitaminas y minerales, así como aminoácidos esenciales y no esenciales que retardan el envejecimiento.

Los antioxidantes son sustancias que inhiben la oxidación de compuestos susceptibles a fenómenos bioquímicos de reducción-oxidación que ocurren en el cuerpo humano, en los cuales se rompe el equilibrio de los radicales libres, los cuales según algunas teorías sobre el envejecimiento son los responsables de acelerar este proceso.

Los radicales libres son átomos o grupos de átomos que tienen un electrón (e-) desapareado, por lo cual son muy reactivos y recorren el cuerpo humano intentando robar un electrón de las moléculas estables, con el fin de alcanzar su estabilidad electroquímica.

Una vez que el radical libre ha conseguido robar el electrón que necesita para aparear su electrón libre, la molécula estable que se lo cede se convierte a su vez en un radical libre, por quedar con un electrón desapareado, iniciándose así una verdadera reacción en cadena que destruye innumerables células.

Aunque su vida biológica media es de microsegundos y a pesar de que el propio cuerpo los fabrica en cantidades moderadas para luchar contra virus y bacterias, cuando su cantidad se desbalancea las enzimas que producimos para controlarlos (como la catalasa o la dismutasa), son insuficientes y por ende atacan las células y las matan, acelerando el envejecimiento orgánico de la persona.

Muchos son los factores que generan liberación de gran cantidad de radicales libres, entre ellos fumar, la contaminación ambiental, el estrés, los ejercicios extremos pero también el sedentarismo, dietas hipercalóricas o desbalanceadas, el consumo de grasas refritas, no dormir adecuadamente, así como los rayos gamma y la luz ultravioleta solar, esta última especialmente dañina para la piel.

Este órgano del cuerpo humano, al ser una barrera protectora que aísla al organismo del medio que lo rodea, protegiéndolo y contribuyendo a mantener íntegras sus estructuras, es especialmente sensible a la actuación de los radicales libres, principalmente en climas muy cálidos y soleados como los tropicales.

A su vez, al ser la piel el mayor órgano de nuestro cuerpo, demanda una importante cantidad de nutrientes para poder estar sana y en buen estado, por lo cual la alimentación, junto a la protección del sol y evitar las situaciones de estrés, son las mejores formas de cuidarla de los dañinos radicales libres.

En el caso de los alimentos, lo más recomendable es consumir los que más cantidades de antioxidantes tengan, entre ellos los que poseen altos índices de vitaminas C y E, beta carotenos y carotenoides, así como minerales como el selenio, cobre, zinc y manganeso, entre otros.

Alimentos para la piel

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Vitamina C

Considerada junto a la E la estrella de los antioxidantes. Se absorbe y elimina fácilmente. Activa el sistema inmune, protege el sistema respiratorio y nervioso. Tonifica las paredes de los vasos sanguíneos. Tiene una acción inmunológica potente. Se recomienda una dosis diaria en los alimentos de entre 50 a 70 milígramos. Puede encontrarse en: Guayaba, naranja, piña, toronja, papa, manzana, espinacas, col, ají, papaya, tomate.

Vitamina E

Antioxidante por excelencia en el medio lipidito, está presente en los aceites vegetales de semillas y en los frutos secos. Se recomienda ingerir entre 100 y 200 milígramos diarios. Puede encontrarse en: Aceite de oliva, de girasol o de soya, almendras, maní, nueces, mantequilla, huevos, leche entera.

Betacarotenos y carotenoides

Existen de forma natural. Previenen el cáncer y las enfermedades cardiovasculares. Se mantienen en la sangre. Son muy susceptibles al calor, por lo cual los alimentos que lo contienen deben consumirse poco cortados y cocinados, y de forma rápida. Pueden encontrarse en: Zanahoria, calabaza, espinaca, berza, brócoli, aguacate, ají pimiento.

Selenio

Retrasa los procesos degenerativos de la vista como la miopía y la présbita. Neutraliza los radicales libres y preserva la tonicidad de la piel. Puede encontrarse en: Cereales completos, levadura de cerveza, ajo, cebolla, germen de trigo y carnes.

Cobre

Previene las infecciones de las zonas respiratorias, los reumatismos y acelera la síntesis de la queratina, una proteína que constituye el componente principal de uñas y cabellos. Está implicado en el metabolismo del músculo. Puede encontrarse en: Mariscos, ostras, carnes orgánicas como el hígado, granos enteros como nueces, pasas, legumbres y en el chocolate.

Zinc

Acelera la cicatrización de las heridas, participa en la formación del colágeno y de la elastina del dermis. Influye en el buen funcionamiento de la próstata y de los ovarios. Puede encontrarse en: Pan completo, ajo, yema de huevo, ostras, carnes rojas.

Manganeso

Refuerza el pelo y las uñas y contribuye a la cicatrización de la piel. Mantiene la integridad de las membranas celulares oponiéndose a la acción de los radicales libres. Puede encontrarse en: Cereales, almendras, legumbres, frutas secas, pescados, soja.

El agua es fundamental

La hidratación, tan necesaria para la piel, se consigue mediante el agua de los alimentos que ingerimos y el agua de bebida. En la mayoría de las verduras y frutas más de 90 gramos por cada 100 gramos del producto son agua, por lo que es imprescindible incluir estos alimentos en nuestra dieta, ya que así ingerimos, casi sin percatarnos, gran parte del líquido que necesitamos a diario. No obstante, y aunque algunos expertos aconsejan beber ocho vasos de agua o más al día, esto no es exactamente así, pues su consumo está determinado por el peso específico de la persona, en una relación de 30 a 35 mililitros diarios por kilogramo de peso.

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Ejemplos: 60 kilogramos de peso = 2 litros diarios 70 kilogramos de peso = 2,5 litros diarios 90 kilogramos de peso = 3,5 a 4 litros diarios.

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