Vinos sin alcohol: ¿siguen siendo vino?

Creado: Vie, 22/07/2022 - 11:26
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Redacción Excelencias Gourmet
Categoría
botellas de vino

Los vinos sin alcohol se han convertido en tendencia. Las bebidas desalcoholizadas se han vuelto una novedad en el mercado, y pueden ser de gran ayuda en cuanto a concientizar sobre la cantidad de alcohol que consumimos.

Se considera que los vinos sin alcohol, no pueden ser llamados como “vinos”, pues la normativa vigente exige un grado alcohólico mínimo del 9% para que una bebida obtenida a través de la fermentación alcohólica de uva fresca pueda denominarse así. Sin embargo, por la manera de confeccionarse, tienen más en común con este tipo de bebidas que con refrescos.  

El proceso de elaboración es complicado, se comienza haciendo vino realmente y posteriormente se desalcoholiza en un largo y complicado proceso.  Se puede obtener usando diversas técnicas, como la evaporación, la ósmosis inversa o la detención de la fermentación alcohólica, con el objetivo de eliminar el alcohol del vino sin alterar demasiado su sabor.

Esta bebida la consumen deportistas, jóvenes, mujeres embarazadas, pero también religiosos no practicantes del vino y aquellos que, por múltiples razones, incluyendo prescripción médica o simple curiosidad, prefieren un producto que no contenga alcohol

Vino o no, esa es la cuestión

El debate se centra en la aceptabilidad del producto como vino. Algunos consumidores potenciales consideran que el alcohol sigue siendo un atributo central y que esta innovación no pertenece a la categoría de "vino", lo que llevaría a la creación de una "nueva categoría de productos", según un artículo publicado en The Conversation.

Como señalábamos al inicio, la normatividad influye, pues, por ejemplo, en España se considera que el vino es "la bebida que resulta de la fermentación alcohólica completa o parcial de la uva fresca, estrujada o no, o del mosto de uva", con un grado alcohólico que debe ser inferior al 9% del volumen.

Los productores de las bebidas desalcoholizadas exigen su nombramiento como vino, los debates están sobre la mesa. Sin embargo, y ante la reticencia de algunos especialistas, el consumo de bebidas derivadas de la desalcoholización representa una tendencia emergente en las prácticas de consumo.

Por ello, en 2012, la Organización Internacional de la Viña y el Vino (OIV) marcó los estándares para su definición y elaboración y con esta regulación se dio respuestas a las expectativas del sector y a una creciente demenda de productos con bajo contenido en alcohol. En la décima Asamblea General de la OIV, se aprobaron 38 resoluciones que incidieron en los procedimientos del sector vitivinícola mundial. Entre ellas cabe destacar, por su relevancia, expectativas y la creciente demanda de productos con bajo contenido en alcohol, cuatro referentes a la desalcoholización del vino.

En concreto, dos de ellas regulan los procesos de elaboración: Corrección del grado alcohólico del vino y Desalcoholización del vino. Mientras que las otras dos afectan a las definiciones de los productos resultantes: Bebidas procedentes de desalcoholización de vino y Bebidas procedentes de desalcoholización parcial de vino.  Estas resoluciones aprobadas en el marco de esta Organización se conviertieron en referencia internacional y constituyen la base de la legislación europea en este ámbito.

La demanda crece en el mundo, y es posible que en un futuro se reduzca la brecha gustativa entre un vino tradicional y uno sin alcohol.   

Fuente: The Convesation

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