Historia de la Apicultura en el Principado de Asturias

Creado: Mié, 03/06/2020 - 02:57
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Miguel Dongil y Sánchez
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El pasado jueves 21 de mayo tuve el placer de participar, en calidad de Ponente Invitado, en el I Encuentro Virtual del Día Internacional de la Abeja, excelentemente organizado por el Centro Cultural Perelló (de Baní, en la República Dominicana). Concretamente, presenté la ponencia titulada: "Historia de la Apicultura en el Principado de Asturias (Reino de España)".

Ante la amable invitación de la revista Excelencias Gourmet a que presente el contenido de mi ponencia a sus lectores, en formato de un artículo, he procedido a escribir las presentes líneas que espero que sean del interés de todos ustedes.

Las abejas son el único insecto que, desde hace muchos siglos, ha explotado el campesinado del Principado de Asturias. Desde la Edad Media, las abejas son consideradas como una de las tipologías de ganado menor. Por otro lado, debemos tener presente que, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, una de las acepciones del término contempla específicamente al conjunto de abejas que hay en una colmena.

La persona o el profesional conocedor del trato de las abejas es el abeyeru (o abejero en castellano), especialista en la explotación de este tipo de ganado menor. La Miel que producen supone un alimento que tiene una gran cantidad de propiedades nutritivas por lo que históricamente ha sido consumida por los campesinos asturianos.

La cría de las abejas se ha desarrollado en Asturias en dos áreas geográficas existentes en la región a efectos de la producción apícola que poseen sus características propias: La Zona Occidental (conformada por los concejos localizados al Oeste del río Narcea) y la Zona Oriental (compuesta por los concejos situados al Este del río Narcea).

En la Zona Occidental, uno de los principales aprovechamientos de las montañas era la apicultura, que se evidencia en el paisaje con la presencia de unas construcciones propias de dicha actividad entre los que desatacan los Cortinos. Es un modelo de colmenar que aparece diseminado por las laderas de los montes y sirven para proteger las colmenas de los osos, de otros animales y de los incendios. Además, junto a estas construcciones también existían otros colmenares localizados en lugares de difícil acceso, donde los campesinos añadían muros a los afloramientos rocosos, para la instalación de colmenas. En cuanto al número de personas que tenían colmenas era elevado, pudiendo alcanzar en algunas demarcaciones a más de la mitad de los vecinos. A finales del siglo XX, en dicha área occidental lo habitual es que los apicultores tengan entre diez y veinte colmenas.

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Cortín de la Zona Occidental del Principado de Asturias.
 

En la Zona Oriental, los colmenares estaban en el interior de los pueblos o junto a la casería y el número de colmenas era reducido, las cuales solían colocarse en los corredores de los hórreos o en anaqueles sujetos a la pared de las casas. Paralelamente, el número de apicultores era muy reducido (dedicándose unos dos o tres vecinos de cada población) y en el caso de algunos pueblos y términos parroquiales no había ninguno. Puede ponerse el ejemplo del "Censo de Colmenas" realizado en el concejo de Gijón en 1864 donde consta que el setenta por ciento de los apicultores solamente cuenta con una o dos colmenas. A finales del siglo XX, tenemos la constancia de que los apicultores existentes en la Zona Oriental suelen tener (de media) entre cinco y diez colmenas.

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Hórreo con colmenas, en el concejo asturiano de Sobrescobio.
 

Un apartado especial merece la Cera. Es un producto derivado de la producción de la Miel del que, en ocasiones, se olvida su valor. A nivel de Asturias tendrá un papel económico de primera magnitud, a lo largo de los siglos. No podemos olvidar que la cera se vende (para confeccionar velas para iluminar las casas y las iglesias), se cambiaba por especias y, en ocasiones, se usará por el campesinado para pagar el arrendamiento de las tierras que cultiva. La última es una práctica que es bastante común dado que los monasterios de la región exigen el pago en cera, lo que va a impulsar el interés de los campesinos en el desarrollo de la apicultura.

Tal es la importancia dada social y económicamente a las colmenas y colmenares en Asturias que, durante muchos siglos (con gran cantidad de referencias del siglo XVI al XIX), fueron usadas como modo de pago a los sacerdotes que oficiasen el funeral de una persona, como parte de la dote que los padres entregan a sus hijas para poder casarse y como bien dejado en herencia dentro de los testamentos.

Gracias al Catastro del Marqués de la Ensenada, un gran censo de tipo económico realizado por orden de la Corona a mediados del siglo XVIII, podemos saber que el número de colmenas que poseen los apicultores asturianos es de 65.813. Si comparamos esa notable cantidad con la existente para el siglo XXI, con unas 25.000 a 30.000 colmenas y con una producción de unas 500-600 toneladas por año (aproximadamente), vemos como se ha producido un retroceso considerable de su producción en Asturias.

A nivel de los estudiosos o eruditos que, a lo largo de los siglos, han analizado (para el caso asturiano) la producción de la miel podemos destacar los siguientes: 1º-El fraile dominico Toribio de Pumarada, el cual escribió en el año 1712 un tratado en el que va a dedicar un apartado a su estudio titulado “Del colmenar y todo gobierno de la abeja". 2º-El sacerdote José Antonio Sampil, que en el año 1798 publicó una obra titulada “Nuevo plan de colmenas”. 3º-El sacerdote Carlos Flórez que redacta y envía (en el año 1925) un proyecto a la Diputación para la creación de una Escuela Práctica de Apicultura para el fomento de la enseñanza de la producción apícola en Asturias y que en el año 1931 realiza un Censo Apícola de Asturias. 4º-El señor Xuaco López Álvarez que publica, en el año 1994, un gran trabajo de investigación histórica sobre la miel y su producción en la región titulado "Las abejas, la miel y la cera, en la sociedad tradicional asturiana", el cual fue publicado por el Real Instituto de Estudios Asturianos.

La década de los años ochenta del pasado siglo XX supone un periodo en el cual se revaloriza el interés por la protección, fomento y estudio de la apicultura en la región: A modo de ejemplo, desde la Asociación de Apicultores de Asturias, se potencia la divulgación de la importancia de la práctica apícola para el desarrollo del medioambiente y el interés económico y gastronómico que tiene la producción de la miel, la jalea real, los propóleos y otros productos derivados. En agosto de 1980 y 1981, se coloca en el recinto de la Feria de Muestras de Gijón una colmena viviente para la observación y concienciación de los visitantes. Por otro lado, en el año 1983 el banquero Pedro Masabeu facilitará los fondos para  la creación del Instituto de Investigación y Desarrollo de la Apicultura. Paralelamente, se crean diversos Certámenes relacionados con la Miel y se crean varias asociaciones de apicultores para la promoción de la apicultura en Asturias. Se crea, además, la Federación de Asociaciones de Apicultores del Principado de Asturias (FAPI) que defiende los intereses colectivos de los apicultores y que, en la actualidad, está integrada por siete asociaciones de apicultores de la región.

En el siglo XXI se continúan desarrollando y potenciando los Certámenes y Eventos de promoción de la Miel de Asturias, dentro y fuera de la región. A título indicativo, puede citarse el evento organizado por el Centro Asturiano de Madrid en el año 2017 y titulado "Miel del Cortín: Apicultura tradicional asturiana y conservación de la biodiversidad".

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Evento organizado por el Centro Asturiano de Madrid (2017).
 

A inicios de 2020 los apicultores asturianos, integrados en la Federación, se manifestaron en Madrid (junto con apicultores de toda España) para reivindicar la supervivencia de las abejas. Debe recordarse el contexto de lucha contra la invasión de la Vespa Velutina y la necesidad de la prohibición de determinados plagicidas tóxicos que están afectando a la supervivencia de las variedades de abejas autóctonas.

Por último, a nivel del reconocimiento gastronómico de la miel asturiana, está en proceso de creación oficial la Indicación Geográfica Protegida Miel de Asturias, para reconocer en su etiquetado la autenticidad y calidad a la miel producida en la región. Se espera que antes de que finalice el año 2020 esté creada. El objetivo es producir, inicialmente, cuatrocientas toneladas bajo dicha marcha de calidad.

Sobre el autor: Miguel Dongil y Sánchez

Doctor en Historia por la Universidad de La Coruña, Profesor de Alta Calificación del Instituto Superior de Formación Docente Salomé Ureña (República Dominicana) y Académico de Número de la Academia Dominicana de Genealogía y Heráldica.

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