1. El ambiente
Según una investigación de la Universidad de Illinois, el ambiente de un sitio importa (y mucho) cuando comés. Por eso, recomiendan buscar un restaurante de ambiente relajado y a media luz. De acuerdo a este estudio, si se reemplaza un restaurante de comida rápida con sus luces fluorescentes y su música a todo volumen por otro sitio con luces bajas y otro tipo de música como el jazz, los comensales comen hasta un 18% menos, y además lo hacen más despacio.
2. La compañía
¿Cómo? Simple: llevá a tu amiga más "sana". Las investigaciones muestran que cuando comemos con amigos es habitual que cambiemos el menú: si tu compañero de mesa pide una ensalada es probable que se produzca un efecto imitación y pidas algo parecido. Los economistas de la alimentación de la Universidad pública de Oklahoma dicen que cuando se sucumbe a este tipo de presión social a favor de un menú más sano la gente es más feliz.
3. La mesa
"Piensa dos veces dónde te sientas en un restaurante", aconseja Brian Wansink, director del Laboratorio de Alimentos de la Universidad de Cornell. Según sus investigaciones, las personas que se sientan cerca de las ventanas piden hasta un 80% más de verduras que los que están en el interior. ¿Por qué? Wansick cree que puede ser porque se sienten más expuestos públicamente y presionados a comer mejor.
4. Alejate de la barra
Sí, otro "truco" infalible para asegurarse comer y beber menos es el de sentarse lejos de la barra. Estas mismas investigaciones aseguran que las personas que se sientan en las mesas más cercanas a la barra de los restaurante piden hasta tres bebidas más que los que no tienen el bar a la vista.
5. ¿Kilómetros o calorías?
Aunque acá ya no depende del comensal sino del restaurante, está comprobado que si contamos kilómetros en lugar de calorías vamos a pensar dos veces antes de elegir qué comer. Si bien poner las calorías al lado de cada plato del menú puede ser un buen modo de persuadir al cliente para que coma menos, un estudio descubrió que la gente reacciona mejor si se le pone al lado del plato cuántos kilómetros necesitaría caminar o correr para quemarlo.
