Crear permite desarrollar nuestro potencial completo en todos los ámbitos. Según la ONU, la creatividad es el motor de nuestras ideas y emociones. La organización estableció que el día de reivindicar la importancia de la creatividad y la innovación para el desarrollo humano sería cada 21 de abril, desde el año 2018. Se establece como objetivo poner en valor todo lo creado desde la imaginación y cómo tanto creatividad como innovación componen un campo económico de lo más amplio.
La economía creativa se integra de todos los ámbitos artísticos debido al componente activo de la inspiración recogidos en lo audiovisual, el diseño, los medios de cominicación, las artes escénicas, la industria editorial y las artes gráficas. La cultura supone el 3,1% del PIB mundial y el 6,2% del empleo total, atendiendo a los datos que aportan las Naciones Unidas. Se busca fomentar el auge de dichas estadísticas, así como sensibilizar en la búsqueda de soluciones para los problemas del mundo y el imaginario colectivo.
La UNIR recoge los cuatro tipos de creatividad en sus estudios. De esta forma comprobamos que todos somos creativos de una forma u otra. La primera manera, la little creativity, se encuentra en el gesto más cotidiano, en lo práctico, desde que has decidido leer este artículo con el móvil para poder moverte mientras lees. O yo, que estoy escribiendo esto para que te guste y para que aprendas, porque mi creatividad tiene una intención (pro creativity). Es así: no eres menos creativo que Van Gogh, aunque él era del último tipo, del big C, queriendo hacer historia con su pintura, aunque no llegara a saber de ello a partir de 1890.
Cautivar por el estómago: el desarrollo sostenible a través de la cocina
En este 21 de abril se da importancia también a la agenda 2030, comprometiendo a todas las mentes a reflexionar sobre la sostenibilidad y ponerla en práctica. Las asociaciones mundiales aseguran que las soluciones creativas y estrategias innovadoras pueden llegar a erradicar el hambre y con ello, entrando en el círculo, la pobreza.
Según las investigaciones del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente) las personas desperdiciaban en 2022, cerca de 132 kg de comida al año cada una. De todos estos restos, la institución apunta a que “el 60% se desechó desde los hogares, mientras que el 28% correspondió a los proveedores de servicios alimentarios y el 12% al comercio minorista”.
Restaurantes y cocineros de todo el mundo se encuentran cada vez más en posición de influencia sobre la sostenibilidad de todo lo que producen. Este compromiso empieza por el aprovechamiento de todos los alimentos que se utilizan en las cocinas. Las tendencias gastronómicas de este 2024 y que responden a los Objetivos de Desarrollo Sostenible empiezan por el apoyo a:
- Cocina de origen local y sostenible
- Enfoque en la salud y el bienestar
- Innovación en la cocina vegana y vegetariana
- Tecnología en la cocina
- Platos globales con un toque local
En España la nueva predilección de los restaurantes de alta cocina es el plant-based, es decir, la cocina basada en vegetales y plantas. La utilizacion de proteina vegetal y verduras crea una platos de los más vistosos y atractivos, además de contener una cantidad de propiedades distintas de las que absorben las proteinas de la carne, el pescado y los productos derivados de los animales. Las verduras ya no son un acompañamiento en la alta cocina.
La mayoría de los restaurantes más influyentes del mundo ya producen sus propios productos primarios. Ya es usual que tengan sus propias huertas o masías donde cultivar sus propias hortalizas con los fertilizantes más naturales y sin adhitivos, o incluso treniendo en propiedad granjas que cumplan los estándares de cuidados óptimos a los animales.
La gastronomía vanguardista es sostenible y creativa
La vaguardia de la alta cocina ya es feminista. Que las mujeres estén a la cabeza, atendiendo al auge social del movimiento y respondiendo a los objetivos de la agenda 2030, no es más que un avance de la sociedad. Por eso, debemos destacar la labor de cocineras como Begoña Rodrigo o Iolanda Bustos, entre muchas otras, que hacen de sus cocinas laboratorios para crear nuevas fórmulas sostenibles y ricas de producir gastronomía de alto nivel.
“Bego”, como prefiere que la llamen, es dueña del afamado restaurante La Salita, situado en un palacete del barrio valenciano de Ruzafa. Mantiene los reconocimeintos absolutos de una estrella michelín (2019) mientras es el único establecimiento que ha recogido los tres soles repsol de 2024. Rordrigo fue reconocida como la mejor cocinera de vegetales de Europa en 2023 y segunda del mundo. Su tipo de cocina se basa en la innovación con los vegetales y los menús de tipo ovolactovegetarianos, en los que el producto principal se aleja de la proteína animal, no solo en una crítica a la industria carníca, sino como promoción de la ventaja que es consumir alimentos de otra forma más responsable con el planeta. Se busca y encuentra una nueva experiencia en la gastonomía mediterránea gracias a la innovación de la cocina sostenible.
Por su lado, Iolanda Bustos tuvo que cerrar su restaurante La Caléndula debido a la pandemia, pero eso no la paró de seguir creando, reflexionando y experimentando con nuevas fórmulas gastronómicas basadas en la proteína vegetal. Iolanda Bustos se ha ganado justamente el curioso sobrenombre de “la chef de las flores”. La profesional explora la cocina decorativa a través de la botánica. Próximamente celebrará la apertura de “la granja de las flores”, un espacio de interpretación de flores con laboratorio y cocina en el Empordà. Se pretende crear una nueva tendencia gastronómica, tal vez más una experiencia, en la que lo visual y la percepción toman un papel fundamental en cómo recibimos la comida.