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Sin duda alguna. Tiene un papel crucial en la elección de nuestros alimentos, en lo que estamos dispuestos a degustar y en la modificación de nuestros hábitos alimenticios.
¿Te has detenido a pensar por qué ciertos colores pueden aumentar tu apetito o por qué algunos envases de comida atraen más tu mirada? La explicación radica en la psicología del color, una disciplina intrigante que investiga cómo los colores afectan nuestras emociones, elecciones y, por supuesto, nuestras preferencias.
Esta área de estudio desempeña un papel fundamental en nuestra vida cotidiana y se utiliza en sectores variados como el marketing, el diseño y, de manera destacada, en la industria de los alimentos.
Nutrición y color
El color juega un papel fundamental en el ámbito de la alimentación. Según el informe “Perspectivas de sabor y color para 2024”, elaborado por ADM, se ha evidenciado que no solo impacta nuestras preferencias y percepciones del sabor, sino que también puede afectar nuestras decisiones y hábitos alimenticios.
En la actualidad, gracias a estrategias fundamentadas en esta ciencia, los consumidores eligen productos que se alinean con sus valores personales, como la sostenibilidad o la adopción de un estilo de vida más saludable. Por esta razón, los colores verde, blanco e incluso beige se han vuelto representativos de lo natural y orgánico.
Nuevas vivencias para el gusto
Cada tono posee su propia energía. Algunos son intensos y cautivadores, capaces de incitar la curiosidad o el deseo de experimentar algo diferente, mientras que otros nos transmiten una sensación de familiaridad y confort.
La industria alimentaria emplea de manera estratégica la psicología del color para crear y promocionar productos que se alineen con las nuevas demandas del mercado. Pero, ¿realmente somos tan audaces como creemos? Gracias a las redes sociales, las barreras del sabor se han desvanecido; los consumidores anhelan nuevas vivencias sensoriales a través de alimentos y bebidas. Regiones como Asia, América del Sur e incluso el Mediterráneo se han convertido en fuentes de inspiración para el desarrollo de productos cada vez más innovadores, con colores llamativos como el rojo, azul, rosa, amarillo e incluso morado, que evocan pasión, energía, entusiasmo y creatividad, dando lugar a una combinación de sabores y texturas sin precedentes.
Entender estos efectos posibilita la creación de productos que no solo sean visualmente atractivos, sino que también cumplan con las expectativas de sabor y calidad de los consumidores, lo que ayuda a que nuevas propuestas sean bien recibidas en el mercado.
¿Cuáles son los colores que más estimulan el hambre?
El amarillo es, sin duda, el color que más incita al apetito: evoca energía, optimismo y felicidad. Un claro ejemplo de esto son los quesos, un alimento que disfrutamos en abundancia.
El verde representa una vida saludable. En el ámbito de la psicología, está vinculado a lo natural y, por ende, genera confianza. ¿Qué puede ser más saludable que las verduras de hoja verde?
El rojo también es un color que activa el apetito y transmite vitalidad, razón por la cual muchos restaurantes lo eligen para su decoración. Esta tonalidad se relaciona con la comida y puede inducir la liberación de adrenalina, acelerando tanto el pulso como la respiración. Ejemplos de alimentos que evocan esta sensación son la carne roja, los tomates y las fresas, todos ellos considerados sensuales y muy tentadores.
El color naranja simboliza una vida sana y puede aumentar el apetito; es un tono cálido asociado a los cítricos, lo que favorece el flujo de oxígeno al cerebro y, en consecuencia, estimula la actividad mental.
El blanco, por su parte, crea una sensación de saciedad, como cuando disfrutamos de un yogurt. Además, se asocia con la inocencia y la pureza, lo que nos genera confianza al consumir alimentos o al estar en ambientes dominados por este color.
El marrón, en cambio, despierta deseos indulgentes, y lo relacionamos con placeres culinarios como el chocolate o el café.
Por último, la comida azul ha sido históricamente considerada como venenosa, ya que apenas existen alimentos naturales de este color. Por ello, no es recomendable utilizarlo en restaurantes y otros negocios de hostelería, ya que puede disminuir el apetito.