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El tomate que para muchos se considera un imprescindible de la gastronomía, en Corea del Sur no lo es tanto. Para la cocina coreana esta fruta tan aprovechada en elaboraciones saladas en América y Europa, resulta un ingrediente casi exclusivo de los postres. Pero, ¿a qué se debe esta particularidad?
Tal como sucede con el aguacate, la mayoría consume el tomate más como hortaliza que como fruta, sin embargo, en Corea sucede a la inversa.
Un producto tardío en la cocina coreana
Las razones parecen estar conectadas con la aparición tardía del tomate en Asia, que se remonta a los siglos XV y XVI, y con una verdadera introducción culinaria bastante posterior debido a cierta reticencia por adoptar alimentos extranjeros. Por tanto, su aceptación fue más lenta y casi nula en realidad puesto que los sabores de la cocina tradicional coreana no encajan mucho con el dulzor natural del tomate.
En cambio, la gastronomía de Corea se vale de otros recursos como los fermentados y picantes. Así se hallan el kimchi, el doenjang (pasta de soja fermentada) y el gochujang (pasta de chile).
Su presencia se ha limitado a servirse en rodajas, sin ningún tipo de aderezo o acompañado de miel o azúcar como cierre de cenas o en forma de jugo, como una bebida refrescante.