Sebastian Frank, Cocinero del Año en Europa por Madrid Fusión

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El cocinero austriaco Sebastian Frank recibirá el Premio Cocinero del Año en Europa en el marco de la nueva edición de Madrid Fusión (este año Reale Seguros Madrid Fusión), que se llevará a cabo los próximos días 22, 23 y 24 en el Palacio Municipal de Congresos de Madrid.

Con este reconocimiento, la organización del congreso culinario destaca la "cocina exigente y rebelde que rompe con rígidas líneas tradicionales para abrir nuevos caminos" del austriaco que trabaja en Berlín, ciudad donde rescata elaboraciones e ingredientes de la tradición centroeuropea (alma rural, aliento vegetariano) y los integra a una propuesta gastronómica contemporánea.

Sebastian Frank, Cocinero del Año en Europa

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Sebastian Frank.

 

Sebastian Frank, nacido en 1981, definió su vocación cuando tenía 13 años. A esa edad comenzó a aprender a cocinar. Más adelante se formó en el hotel de cuatro estrellas 'Wende de Neusiedl am See' y luego trabajó en el Steirereck de Viena, probablemente el mejor restaurante de Austria. En 2010, siguió a su novia a Berlín y, con 29 años, se convirtió en chef del restaurante "Horváth".

En tan solo un año al frente de los fogones del legendario establecimiento obtiene su primera estrella Michelin. En 2011 continuó cosechando éxitos, en este oportunidad gana el concurso Cocinero del año y la guía Gault Millau otorga 17 puntos al Horváth, galardonando a Frank con el título de Chef más creativo de Berlín.

En 2014 Sebastian Frank y su socia, Jeannine Kessler se convierten en los nuevos propietarios del Horváth. En común, la pareja convierte el acogedor restaurante carente de pompa y circunstancia en uno de los principales restaurantes gourmet de la ciudad, obteniendo en noviembre de 2015, de nuevo, una estrella de la guía Michelin y el premio al Mejor Chef de Berlín 2017.

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Restaurante Horváth.

 

"Horváth" sigue la tradición austriaca, pero no se parece en nada a lo que uno esperaría. Para Frank cocinar siempre empieza con memorias de su infancia y ha desarrollado su estilo único sobre esta base: extraer el sabor de los platos clásicos austriacos e interpretar su unicidad de una forma moderna y creativa. La cocina emancipadora de Frank exige sobre todo abandonar las normas tradicionales. La carne, el pescado o las verduras reciben un mismo estatus, que hace desaparecer cualquier tipo de categorización entre los productos supuestamente "simples" y los "de lujo'". La suya es una cocina exigente que rompe las rígidas líneas divisoras y abre nuevos caminos", explica la periodista gastronómica Kerstin Riedel.

El restaurante de Sebastian Frank se divorcia deliberadamente del lujo convencional y del exotismo adquirido y como resultado genera una dimensión pragmática y moderna, completamente nueva, del disfrute y la calidad. Se toma muy en serio la manipulación consciente de los alimentos y por lo tanto se centra principalmente en la producción local y en productos de su país de origen, un país que no tiene salida al mar. Cultiva hierbas y plantas para su restaurante en la terraza de su propio tejado y ha definido la dirección de su cocina con sus originales platos de verduras.

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Trabaja bajo una estricta censura de productos autoimpuesta. En su restaurante no encontraremos ni piñas tropicales, chile o ternera argentina. Este chef prefiere trabajar con bayas, apio o una pata de venado de Brandemburgo. Para freír no hallaremos aceite de oliva ya que en su lugar usa manteca o aceite vegetal de alta calidad, extraído de la flora y fauna de Austria, para freír.

Sebastián Frank comenzó en sus inicios un camino difícil, como el bien recalca a quien le pregunta, pero siempre convencido de que ese era el que él quería seguir y, como se ha visto desde entonces, era el correcto.

 

Fuente: El Aderezo, Horváth