"La sommelería en Cuba se impone"

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Liliana Molina
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Como en un maridaje de excelencia, la Habanosommelier Mabel Durán ha sabido integrar en su desempeño tres ingredientes vitales: pasión, talento y deseos de aprender. Ya sea ante el jurado de un concurso, o en el capitalino restaurante Castropol, donde trabaja como maître, la clave de su éxito está en el conocimiento y la destreza adquiridos durante más de una década; pero también en la interacción que es capaz de establecer con cada cliente.

“Ante todo, hay que lograr una identidad —asegura—. Es importante saber de lo que se está hablando, y transmitir ese conocimiento con elegancia y mesura para ofrecer un buen servicio. Pienso que un Habanosommelier debe ser una persona de alto prestigio, con un vasto dominio acerca de todos los tipos de bebidas y de Habanos que existen; y que además de definir lo que desea el cliente, debe estar preparado para debatir con él sobre cualquier asunto”. 

En el año 2009 Mabel Durán inició su formación en la Escuela de Altos Estudios de Hotelería y Turismo del hotel Sevilla, en La Habana. Lo que comenzó siendo un interés incipiente por la cultura tabacalera y vinícola, se ha convertido hoy en una de sus credenciales más significativas, quizás la que mejor identifica la esencia de su ejercicio profesional y esa búsqueda constante por develar aromas y sabores.

Un sommelier, afirma el español Josep Roca —uno de los fundadores del reconocido restaurante El Celler de Can Roca— implica ser mediador de una historia que tiene mucho que ver con la riqueza de la gastronomía; no solo es un degustador de vinos, sino el creador de un estilo. Para Mabel Durán, comunicar esa historia es parte fundamental de la experiencia que pone en práctica y que le ha llevado a obtener dos codiciados títulos: el “Don Sommelier de Cuba 2016” y el primer premio en el Concurso Nacional Habanosommelier 2018

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Mabel Durán, en el Concurso Nacional Habanosommelier 2018.  Foto: Raúl Abreu

 

"Comencé como dependiente gastronómica, pero siempre tuve interés en superarme. Me llamaba la atención ese mundo tan amplio de las bebidas, de la sobremesa, y quizás por eso empecé a adentrarme en él y a acercarme a personas que saben y podían apoyarme. Es un mundo que tal vez nunca llega a conocerse a cabalidad, así que realmente uno siempre está aprendiendo".

"El Concurso Habanosommelier representó, entonces, una posibilidad para poner a prueba mi empeño y todas esas horas de estudio. Fue una experiencia novedosa, una forma de evaluarme a mí misma y de mostrar lo que he aprendido. También es un reconocimiento al trabajo de los tabacaleros y una manera de prestigiar lo que hacen".
Su participación en ese certamen a principios de enero de este año le ha abierto las puertas del XX Festival del Habano, donde Mabel Durán representará a Cuba en el Concurso Internacional Habanosommelier.

“Es una competencia de alto rigor y valía para mí, por lo que estoy poniendo mi mayor dedicación. Me preparo en mi trabajo diario, interactuando con los clientes. Trato de probar diferentes tipos de bebidas y Habanos, y todos los días quizás me fumo dos: uno de territorio de sabor suave y otro de territorio de sabor fuerte, para saberlos apreciar y vincular.

Mabel Duran
Mabel Durán. Foto: Anaray Collazo.

 

“Uno de los principales retos es que hay vinos que quisiéramos tener y a los cuales no tenemos acceso; pero la sommelería en Cuba se impone, las ganas de aprender son inmensas. Y además, hay muy buenos profesionales encargándose de los pinos nuevos, de seguir formándonos y legándonos ese amor por la sommelería en general, y por ser Habanosommelier”.

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Liliana Molina