La ginebra es un producto que parece, a simple contacto, muy distante de Cuba, sin embargo, la realidad, en este caso, no es tan pragmática. Y es que gracias a la pericia de los cantineros de todo el orbe, este es un aguardiente de alcance internacional, y la Mayor de las Antillas no está exenta de dicha conquista gastronómica.
Sobre estos temas y su vigencia actual versó, el penúltimo día del Festival Internacional Varadero Gourmet 2018, la ponencia de Jesús Fernández Rodríguez, profesor adjunto de FORMATUR y de la Facultad de Turismo de la Universidad de La Habana. Concebida como un acercamiento a las características y expresiones de ese destilado y también a su versatilidad dentro de la coctelería, la exposición se asemejó más a un encuentro entre buenos amigos, especialistas todos, que a una conferencia rígida y didáctica.
El llamado, en este caso, fue a explorar, ir más allá de las preparaciones típicas e incentivar el uso de ingredientes autóctonos cubanos en nuevas mezclas, buscar entre lo que tenemos a nuestro alrededor para ofrecer descubrimientos.
El conversatorio inició con un recorrido por las diferenciaciones entre los productos relacionados con el enebro (probablemente el elemento que más identifica el cariz organoléptico de la ginebra); la distinción entre los estilos holandeses e ingleses, las particularidades del Gin y el London Dry Gin, además de una revisión de nuevas vertientes como el añejamiento de este aguardiente.
Asimismo, se hizo mención al uso o no de edulcorantes, las legislaciones, los tipos de botánicos e incluso las plantas medicinales que definen el perfil olfativo de la bebida en cuestión. Con estas referencias y de muy buen ánimo los asistentes nos lanzamos a paladear sendas tapas, las cuales también incorporaban ginebra entre sus ingredientes. Cocteles con ese destilado de conjunto con las Esencias Tropicales de Havana Club, Lilliet, maracuyá, entre otros; un Habano en boca y la sensación de un chocolate no convencional, fueron el plato fuerte de la ponencia.
Y mucho se disfrutó. Fue un ejercicio de interpretación, seducción, satisfacción...; la fraternidad prevaleció a cada minuto; no por gusto era una gran reunión de colegas y compañeros de profesión. Cada cual eligió su combinación preferida. No era este un maridaje, no era ese su objetivo, más bien era una invitación a la creatividad y el placer.
Así lo enfatizó Jesús Fernández: "fue un modo de dar a entender que dos culturas tan distantes pueden colindar, que existen caminos diferentes, modos para llegar a otras expresiones. Tenemos que buscar la forma de acercar varios lugares del mundo y el conocimiento es esencial. Para hacer una buena mezcla es imprescindible conocer las características de las bebidas. El objetivo de este encuentro es ponernos a pensar qué más podemos hacer con los productos que tenemos a la mano, cómo crear propuestas fuera de lo acostumbrado. Y eso incluye también promover espacios como este, donde se puedan probar alimentos en otros formatos y dimensiones, compartir, relajarse, conversar; espacios más informales, sin tanto protocolo, en donde lo que predomine sea el buen gusto".
Hablar de ginebra en la cocina cubana, no tiene que ser tan ajeno. Este no era un maridaje, solo proposiciones, y un camino diferente para recorrer gustos y rutas gastronómicas por descubrir.
Puede obtener información sobre el Festival Internacional Varadero Gourmet aquí.
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