El chef catalán de Barcelona Josep Pérez ha instaurado un nuevo concepto restaurador en San José, Costa Rica, donde la cultura de las salchichas es la base de su éxito. En tan solo dos meses, ha logrando una gran aceptación de público con su restaurante Bó, con una variedad de bocadillos de autor que alcanza la cifra de 16 estilos y sabores diferentes, y que incluye hasta un bocata con sabor de café Tarrazú y otro que manifiesta en la boca las esencias de una auténtica tarta francesa de manzana y canela.
Después de dedicar una parte importe de su vida profesional al sector de la gastronomía y la restauración en la faceta de asesor, redirigiendo y desarrollando nuevos conceptos para restaurantes en España, Pérez cambió su residencia de la capital catalana a la costarricense por amor.
El chef se apoya, para definir su estilo de cocinar, en que no es una simple bocadillería que se conoce en el mundo, sino todo lo contrario; es un restaurante puro y duro. "Este tipo de cocina aunque sea tan solo para elaborar una modesta salchicha no es tan simple como pueda parecer. Estamos haciendo cocina de verdad con los mejores ingredientes que podemos encontrar en el mercado y con técnicas modernas de cocción", señala el empresario catalán.
Este embutido lo empaquetan individualmente, lo cocinan a baja temperatura y lo pasteurizan. Siempre utilizando los mejores cortes de carne y los tiempos idóneos de maduración. Para Josep, la filosofía básica y elemental de su restaurante es que el cliente se divierta comiendo un bocadillo de salchicha y pase un buen rato. "No son las clásicas salchichas que se pueden encontrar en un supermercado. Tenemos un mapamundi de sabores del mundo; con sabor a pizza y otra de pollo tallisaquis", asegura Pérez.
Según palabras del chef, "no existe en San José otro establecimiento de este tipo, ni parecido. No queríamos hacer cocina para un grupo reducido de personas, sino para todos los públicos. Entendemos los bocadillos como un plato acabado. Un plato de éste puede incluso tardar 5 días en prepararse".
Como que los "ticos" (costarricenses) son muy salseros y quieren salsas en los bocadillos, Bó ha creado un "salsodromo" para que puedan elegir la que más les guste y combine mejor con su bocata. En total, tienen a disposición de los clientes unos 25 tipos, con base de mahonesa, tomate y verduras. Todas, preparadas en el propio restaurante. Las materias primas empleadas son de kilómetro 0. “Queremos dar al país lo que tiene”, dice Josep Pérez.
A pesar de que Costa Rica no es un país consumidor de vino por excelencia, el restaurante Bò tiene una carta de caldos de procedencia española de algunas de las más reputadas denominaciones de origen, como son Somontano, Rioja, Priorat y cavas catalanas. Los costarricenses, a pesar de ello, les gusta ir aprendiendo la cultura de los vinos del mundo.