Jordi Roca ha sido el último hermano en unirse a El Celler de Can Roca. Nacido en 1978, es considerado uno de los mejores expertos en postres en la escena culinaria española y a nivel mundial. No es casualidad que los tres hermanos decidieran poner su punto de mira profesional en la cocina, teniendo en cuenta que desde la infancia habían pasado la mitad del tiempo en el restaurante de sus padres. De hecho, recuerdan a éste como si fuera su hogar.
A finales de los 90, Jordi estaba ayudando activamente en la cocina bajo la atenta mirada de su hermano Joan mientras estudiaba en el hotel de Girona y en la escuela de catering. En 1999, se convirtió en miembro de pleno derecho del equipo del restaurante y trabajó junto a alguien a quien Jordi considera como una especie de mentor y maestro, el chef británico Damian Allsop, un reconocido especialista en confitería que transmitió a éste los fundamentos prácticos y teóricos que le servirían de base para una carrera dulce y meteórica: medición, precisión, paciencia, pasión, temperamento, confianza y sacrificio.
Un año después de adquirir las sabias enseñanzas de Allsop, Jordi asumió toda la responsabilidad del área de postres del restaurante y así comenzó el espectáculo que los tres hermanos Roca convirtieron en su mayor contribución a la cocina de vanguardia. Su carrera profesional se puede dividir en tres etapas marcadas por la aplicación práctica de ideas creativas en la repostería de restaurantes.
El impacto de los perfumes
En 2002, Jordi Roca comenzó a desarrollar proyectos para reproducir aromas y toques de perfumes de alta gama en un postre, para que produjeran una explosión sensorial al final de cada ágape. Investigó todos los componentes del perfume Calvin Klein, Eternity, y logró separar los ingredientes naturales utilizados para hacerlo. Con la ayuda de expertos en esta área, creó un postre especialmente para este perfume, así como para Ángel de Thierry Mugler y Terre, de Hermés.
Dos años después, el hermano menor de los Roca se lanzó a estudiar el color, tratando de reflejar la luz, la intensidad, los sabores y los aromas que transmitían ciertos colores en un postre. La destilación fue una de las técnicas más exitosas que Jordi desarrolló durante este período.
El futuro está lleno de proyectos, experimentaciones y, especialmente, juegos para Jordi. Éste, admite que su trabajo se basa, entre otras cosas, en la idea de jugar, en la capacidad de imaginar, crear, y analizar resultados. Es un mago de los postres, un ilusionista que busca sorprender y conjurar nuevas visiones y experiencias para los clientes que van a comer a El Celler de Can Roca.