Cuando abres una caja de Habanos, lo primero que tu vista percibe es el traje del tabaco. Si hay brillo, buen aroma y color parejo, es muy difícil no quedar rendido a su embrujo, entonces, da paso el disfrute de las volutas lujosas que todo fumador exigente saborea, olfatea y de las cuales hasta también presume.
La magnificencia de esos Habanos que recorren el mundo, orondos de ser cubanos, la tierra más famosa en la producción tabacalera, se le debe en gran medida a la Empresa de Acopio y Beneficio Lázaro Peña. En las proximidades de la cuenca Ariguanabo, donde tierras muy fértiles le dan un toque especial a la aromática hoja, se encuentra este emporio veguero, cuyo encargo social es producir más del 60% de la capa de exportación que se emplea en la producción de Habanos en Cuba.
Sus áreas son de Denominación de Origen Protegido, un tipo especial de indicación geográfica que generalmente consiste en un nombre o designación tradicional utilizada para productos que poseen cualidades o características específicas que cabe atribuir principalmente al entorno natural donde se generan.
Esta cualidad la avala el Consejo Regulador de Denominación de Origen Protegido del Habano, y da fe de una serie de garantías exigidas a nivel internacional para comercializar y perpetuar el prestigio del tabaco en la Mayor de las Antillas, cuyo sello de calidad desborda los estándares comunes, por razones tan apreciadas como que todo el proceso productivo que lo respalda es natural.
Aunque la misión de la referida empresa requiere de infinito esfuerzo, la cultura organizacional adquirida por esta durante más de 40 años, la han convertido en líder de la capa de exportación en el archipiélago. En las más de 2.000 ha cultivables con que cuenta, anualmente plantan cerca de 700 con destino a la capa de exportación.
"Canalizar todas las reservas, tanto objetivas como subjetivas, han sido fortalezas para crecer cada año y hacerlo con estándares de calidad óptimos", afirma la ingeniera en mecanización agrícola, Inés María Hernández, quien tiene a su cargo el beneficio y la comercialización en la Lázaro Peña. Sus 26 años de experiencia en la empresa, transitando por responsabilidades como la de presidir una Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) y haber dirigido distintos procesos, entre estos la curación del tabaco, la agrotecnia del cultivo y la actividad de beneficio, la dotan de autoridad para saber dónde están las potencialidades y retos de la entidad.
"Dirigimos al personal hacia lo que queremos corporativamente. Al tabaco hay que tratarlo con cariño. De lo contrario podemos romper el sueño de que la capa sea de la calidad deseada".
Explica que no violar ningún procedimiento en las distintas actividades culturales que el cultivo requiere garantiza la calidad, junto a otros procesos como el beneficio y la fermentación. Esta última, al realizarse de manera controlada, ayuda a homogenizar el color del paño u hoja, y permite así obtener más de 12 clases de exportación, las cuales se diferencian por las características del paño y el tamaño de las hojas.
"Este año y desde hace algún tiempo lideramos la producción de capa oscura. Hasta la fecha hemos obtenido casi 30 toneladas de ese tipo. Con esta envoltura se nos abrieron diferentes mercados con demandas altas y podremos realizar nuevas vitolas de capa madura y ediciones limitadas que son muy bien cotizadas".
La ternura que hermosea la hoja
Que cerca de 850 mujeres se ocupen del beneficio de la capa de exportación en esta empresa le imprime al Habano un toque casi místico. Así lo estima Francisco Lam González, un hombre que ha dedicado toda su vida al tabaco desde que se graduó como ingeniero agrónomo y rotundamente cree que la cultura sobre este cultivo la da las horas-vegas (la práctica en el campo).
Este menudo y carismático hombre de ascendencia china, nacido hace más de 60 años en Pinar del Río —el territorio de mayor cultura tabacalera del país—, tiene sobre sus hombros la responsabilidad agrícola de la Empresa de Acopio y Beneficio Lázaro Peña.
Con él hablamos de plagas y enfermedades, de cómo prevenirlas, del esfuerzo que cuesta poner bajo tela tantas hectáreas de tabaco, de lo hondo que hay que cavar para poner los postes, de los árboles que hay que sembrar para tener esos postes y los cujes para los diferentes procesos que exige el cultivo.
"La especialización de los más de 1.000 tabacaleros que tenemos; el tener todos los modelos de gestión productivas —Cooperativas de Créditos y Servicios (CCS), Cooperativas de Producción Agropecuarias (CPA) y UBPC—, son fortalezas que nos distinguen. Además hemos creado una comunión de intereses. Ser compañeros, halar parejo; tener un sentido de pertenencia que nos motive y responsabilice, aporta un valor agregado de infinito alcance económico y espiritual para quienes trabajamos en una actividad tan exigente como la producción tabacalera.
"A lo anterior se suma el cuidado que le brindamos a los suelos. Estos son ricos en materia orgánica, pero cada dos años les hacemos análisis agroquímico en el Instituto de Investigaciones del Tabaco (IIT) y de acuerdo al diagnóstico les damos el tratamiento nutricional adecuado.
"Somos extremadamente celosos con los programas de rotación y cultivo para el mejoramiento de los suelos. Sembramos abonos verdes, subsolamos, corregimos el ph cada vez que lo requiere. Si la tierra se cuida es bondadosa con los vegueros".
En todas las vegas de Lázaro Peña se emplea el riego por goteo. Con este sistema —el más eficiente para irrigar— no solo se ahorra agua, sino también se fertiliza y se protege a la hoja al no ser tocada por el agua directamente. También aquí el total de las posturas que se obtienen es mediante la técnica de cepellón, la cual es muy eficiente porque, además de lograr la uniformidad, a la hora del trasplante la raíz se conserva intacta y la plántula no se estresa.
Según Lam, esta empresa es referencia en la innovación. Tener a solo ocho kilómetros al IIT es una bondad inestimable; y mucho más cuando las sinergias de trabajo son excelentes.
La ciencia donde hace falta
El IIT es uno de esos enclaves que, antes de adentrarse en él, presientes que allí reina el orden y las buenas energías. Sus sembradíos circundantes, la limpieza y estética sugieren ese criterio. Pero cuando conversas con sus investigadores y trabajadores de cualquier rango, lo pensado se hace felizmente realidad.
Su fundación se remonta al 23 de diciembre de 1985. Sus investigaciones se realizan según los intereses de los productores tabacaleros, manteniendo la calidad que distingue al mejor tabaco del mundo
El Centro está ubicado en la provincia Artemisa y cuenta, además, con estaciones experimentales en la región central de la Isla y en la zona occidental. Su encomienda para desarrollar investigaciones científicas, desplegar tecnologías, producciones y servicios especializados en toda la cadena productiva del tabaco en Cuba, ha sido eficientemente acometida.
La investigadora auxiliar, Yatelier Hernández Santana, directora de la Unidad Empresarial de Base de Investigaciones, al referirse a los logros del IIT resalta la colaboración con otras instituciones investigativas del país como el Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, el Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal, el Instituto de Suelos y el Instituto de Riego, entre otras.
Recuerda que las investigaciones desarrolladas en el Centro están relacionadas, principalmente, con el mejoramiento genético de los tres tipos de tabaco que se cultivan en el país (Negro, Virginia y Burley), así como con aspectos relativos a la agrotecnia del cultivo. El Instituto mantiene activa su afiliación a CORESTA, organización que agrupa a los principales países y empresas productoras de tabaco del mundo.
Premio Habanos: Personalidades fuera de serie
No los considero fuera de serie porque sean catalogados Hombres Habanos, creo que son fuera de serie porque, tanto Armando Trujillo González como Jesús Aurelio Reyes Santiesteban, viven para el trabajo con una devoción singular. No por gusto son Héroes del Trabajo de la República de Cuba. No en vano son tan respetados en sus respectivas cooperativas y dondequiera que sus nombren se alcen.
El primero de ellos dirige la UBPC Felipe Herrera, en el municipio artemiseño de Alquízar, junto a esa responsabilidad asume la que entraña ser diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular, donde integra la Comisión Agroalimentaria.
Armando ama la disciplina y la reclama. Aprovecha cada segundo del día para que su cooperativa siga sosteniendo los buenos resultados que desde hace años ostenta. No hay que preguntar cuánto ganan sus socios: sus risas, sus manos, y las vegas donde trabajan hablan de utilidades, rendimientos y calidad, sin que las cifras aparezcan.
Con él se aprende mucho sobre el tabaco. Le pedimos que se pusiera un sombrero para la foto y nos dijo: "verán por qué ando sin él". Luego, dentro de la hermosísima vega, con más de 60 días de sembrada, me aclaró que si yo fuera más alta y gorda no me hubiera dejado entrar al sembrado, porque había que evitar todo lo que tropezara y arruinara las hojas para la capa de exportación.
Con pocos años, para que su padre lo dejara manejar el picolino con que trabajaba, lo acompañaba a visitar los fines de semana los campos de fresa que el viejo atendía. Y así el campo le caló los huesos y logró estudiar ingeniería agrónoma.
"No hay tecnología que funcione sin un hombre bien preparado y disciplinado. Tener buenos resultados no es cuestión de un día. Es de resistencia. Aquí en el tabaco, por una mala decisión, se puede perder todo el sacrificio de una campaña. Estamos hablando de 539 pasos o atenciones culturales que reclama un cultivo como este. El tabaco es delicadeza desde que concibes sembrarlo y hasta que te lo fumas", advierte este hombre que lidera 340 cooperativistas y maneja, como un hombre orquesta, 95 ha.
Armando solo falta al trabajo cuando se enferma y nunca se enferma —según alega. Ser Hombre Habano es para él un compromiso con el liderazgo. Es vivir para su trabajo y "nunca de la fama y la gloria, pues son vanidades que pasan, mientras que el trabajo siempre te está reclamando".
El segundo de estos valiosos hombres aunque se notaba agotado físicamente es un torbellino de buenas ideas. Nada se le escapa de la memoria. Hablamos del mundo moderno y sus respuestas fueron tan diáfanas y contundentes que me parecía increíble que Jesús Aurelio rondara los 80 años.
Tras vencer poco más de 10 km desde su casa al trabajo, a las seis y cuarto de la mañana llega a la UBPC Batalla de las Guácimas, donde se desempeña como su presidente hace décadas. Esta entidad es la mayor productora del paño de exportación del país: siembra 101 ha y produce casi 200 toneladas de tabaco, 50 de ellas corresponden a la referida capa que visten los Habanos que recorren el mundo.
"Este año será muy productivo para la UBPC en todos los renglones: tabaco, cultivos varios, carne y leche. Hay que hacer mucho esfuerzo porque el clima cada vez se pone más adverso. Hay que ser muy proactivo para estar preparado y enfrentar lo que puede atravesarse en el camino. Hay que pensar mucho para que la prosperidad a la que está acostumbrada esta cooperativa no decaiga".
Jesús Aurelio le atribuye los logros de su cooperativa a la disciplina con que asumen los procesos sus 350 cooperativistas. "Ellos no son obreros asalariados. Tienen conciencia de pertenencia. Están especializados en labores que van desde echar una semilla en el cepellón hasta trabajar en una escogida. Nosotros tenemos una escogida que nos permite tener una fuerza de trabajo estable, la cual tiene como promedio entre 15 y 20 años en la cooperativa. Poseemos el privilegio de cerrar el ciclo productivo completo", afirma este hombre que en 2002 recibió la categoría de Hombre Habano, pero pudiera ser hombre insigne en muchos frentes.
Jesús Aurelio desde los siete años trabaja en el tabaco. Su padre, un vueltabajero cultivador de la hoja, le enseñó los secretos de la aromática hoja y, más que todo, le enseñó que no hay otra magia que no sea la constancia y la disciplina.
Para el más veterano de los Hombre Habanos, Armando es como un hijo. Cuando han tenido la posibilidad de representar a Cuba en algún evento internacional, el más joven se encarga de que la tecnología no sea una limitante para quien él considera un maestro y un amigo con el que no se compite, sino del cual siempre se aprenderá en el arduo y complejo mundo del tabaco: un universo lleno de magia que solo el desvelo es capaz de sostener, aun cuando se hable de cambio climático, y todas las crisis que confluyen en este mundo moderno, donde a veces fumando un excelente Habano afloran muy buenas ideas para superar cualquier desafío.
Fuente: Revista Excelencias Turísticas y del Caribe No. 175