Volutas de humo con esencia de mujer

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Redacción Excelencias Gourmet
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habanos

Está el humo, el espacio, la sonrisa cálida (algo pícara), ciertamente empoderada. Están las diferentes expresiones, los modos de reconectar, de despertar quizás. La cita viene a ser un pretexto para muchas cosas válidas, tiernas, sobrias, bien aprendidas. Cada reunión del proyecto sociocultural Amigas del Habano tiene sonoridad, mística y mucho de sabiduría compartida. La travesía empezó hace 10 años: travesía que no travesura, porque nunca ha sido simple juego, fascinación momentánea o banalidad. Era –y es- , un llamado para aprender más personalmente, fuera de géneros y límites patriarcales, acerca de un producto que seduce e identifica: el Habano.

Allí las manos, la suavidad, la tarde llena de luces, uñas maquilladas y gestos de edades más o menos jóvenes… Allí también el giro, la calada, la voluta de humo que se escapa. La mujer fuma y degusta; la amiga reconecta con otras que como ella han conquistado espacios pletóricos de testosterona. La sommelier, la entendida, la intelectual, la obrera, la sibarita…, todos aprenden de tanto y tan profundamente; de la belleza del patrimonio.

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Pareciera que no hay mejor pretexto para reunir a tanta dama diversa. Como anfitrión inusual el tabaco traza rutas que van desde la historia de la propia Cuba, hasta sus artes, paisajes, autoctonías, saberes. Cada ocasión es una fiesta de sentidos y una reunión por la cultura. No al revés. La seriedad del Proyecto es justamente lo que ha permitido un concilio como pocos, un vasto conocimientos acaudalado y compartido; y respeto, mucho.

La línea es siempre una, aunque ineludiblemente llena de matices: informar/aprender sobre el Habano en cuestión y la bebida elegida. Así, las Amigas del Habano han saboreado marcas internacionales del mejor tabaco del mundo como Cohiba, Montecristo, Romeo y Julieta, Partagás, Hoyo de Monterrey, H. Upmann, e incluso otras como Cuaba, Trinidad, Punch o Bolívar, quizá menos conocidas pero igualmente apreciadas. En cuanto a las vitolas también ha variopinta la selección: cepo grueso o fino, tripa larga o corta, la experimentación ha demostrado que, como en otros deleites, el gusto define la preferencia. Si bien unas anteponen Habanos de calibres rotundos, otras han descubierto vocación por formatos más pequeños; y está bien siempre.

En temas de armonía el espectro ha sido igualmente muy heterogéneo. No obstante, otro fruto de esta tierra antillana prevalece en los empastes: el Ron Ligero Cubano se lleva las palmas. Hijo ilustre de esta Isla, el destilado abraza (como no podía ser de otra manera), a su hermano hecho de solanáceas, tradiciones y excelencias. Así, ron y Habanos han amenizado muchos de los encuentros de las féminas. Gracias a ello ya no resulta extraño escuchar a las participantes referirse a estilos regionales del espirituoso, a los territorios de sabor que conjugan mejor con cierta expresión o producto. Es, incluso, vivir la desmitificación de que las damas toman exclusivamente bebidas dulces, ligeras o mezcladas.

Y Sí, nos referimos a solo un grupo de mujeres, pero son muchas las que hoy eligen celebrar sus triunfos, su tiempo, sus afectos, acompañadas de un Habano. Este texto es un tributo a todas. Cada vez más palpable: no se trata de disfrutar un tabaco Premium por elitismo, esnobismo o mera circunstancia. La apetencia está, la afición existe y se realza, se reafirma amparada además en un conocimiento certero. Fuera o dentro de Cuba el icónico embajador de la Mayor de las Antillas ha cautivado también a muchas féminas. De una punta a otra del orbe su ritual y señoreo deslumbra desde las manos, los labios, de las mujeres, elegante, seductor, vital.

Es que, cuando se enciende un Habano, la seducción del humo, de la bocanada, de las papilas en plena exaltación no tiene marcas; todo se desdibuja en términos género. Hombres y mujeres encuentran en el Habano una alquimia que envuelve y traspasa… Son los sentidos embriagados por una tradición de siglos, por una belleza distinta, palpable, sabia. Es el tabaco en su mejor expresión que habla de garbo y delicias. Es gusto, y ahí está la mujer, que entiende, que elige, que aprecia, que sabe adónde va. Ese es otro motivo.

Y Sí, nos referimos a solo un grupo de mujeres, pero son muchas las que hoy eligen celebrar sus triunfos, su tiempo, sus afectos, acompañadas de un Habano. Este texto es un tributo a todas. Cada vez más palpable: no se trata de disfrutar un tabaco Premium por elitismo, esnobismo o mera circunstancia. La apetencia está, la afición existe y se realza, se reafirma amparada además en un conocimiento certero. Fuera o dentro de Cuba el icónico embajador de la Mayor de las Antillas ha cautivado también a muchas féminas. De una punta a otra del orbe su ritual y señoreo deslumbra desde las manos, los labios, de las mujeres, elegante, seductor, vital.

Es que, cuando se enciende un Habano, la seducción del humo, de la bocanada, de las papilas en plena exaltación no tiene marcas; todo se desdibuja en términos género. Hombres y mujeres encuentran en el Habano una alquimia que envuelve y traspasa… Son los sentidos embriagados por una tradición de siglos, por una belleza distinta, palpable, sabia. Es el tabaco en su mejor expresión que habla de garbo y delicias. Es gusto, y ahí está la mujer, que entiende, que elige, que aprecia, que sabe adónde va. Ese es otro motivo.

 

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