En los últimos años, las marcas de cerveza se han multiplicado y extendido por todo el mundo. Hoy en día, es fácil encontrar, en cualquier supermercado, multitud de cervezas nacionales o de importación, cervezas negras, artesanas, IPA, de trigo o, incluso, sin gluten. También son muchos los restaurantes que cuentan con una amplia oferta de cervezas en la carta.
Quizá por eso, cada vez hay más gente que se interesa por aprender más sobre los diferentes tipos de cerveza que existen y cuál es la mejor forma de degustarlos, que se interesa por conocer la infinita cultura de la cerveza. Porque, al igual que ocurre con el vino y con otras bebidas, no hay una cerveza, sino muchas.
La cultura de la cerveza
Sobre este tema, me gustaría mencionar un libro muy interesante que está preparando Enrique Fernández, dueño del portal Gastroarmonías (www.gastroarmonias.es). El libro, que está en fase de producción y se publicará en los próximos meses, hace un repaso por la historia de la cerveza, "ocho mil años de historia", desde sus orígenes hasta nuestros días.
De esta manera, nos sitúa en un contexto histórico y cultural para dar paso a la elaboración y clasificación de las cervezas. Como decía, existe una gran variedad de ellas dependiendo de diversos factores como los ingredientes utilizados, el proceso de malteado y tostado de los granos o el tipo de fermentación.
Uno de los aspectos más interesantes del libro es que ahonda no solo en la parte técnica de la cerveza sino, también, en la gastronómica, en la forma de consumirla y en su relación con la comida. Dedica un capítulo entero a las armonías y recomendaciones para acertar con la cerveza más adecuada e, incluso, contiene recetas que llevan la cerveza como ingrediente.
Armonías con la cerveza
De la misma manera que elegimos diferentes vinos para cada plato, deberíamos optar por una cerveza diferente en cada caso. Como es natural, no es lo mismo una cerveza fresca y ligera que una tostada, intensa, amarga o aromática.
En el libro "Las cervezas en la gastronomía del siglo XXI" editado por Lunwerg –en el que he tenido la oportunidad de participar–, se establece una clasificación de las cervezas en 6 tipos: por un lado, las suaves (la "refrescante y ligera" y la "equilibrada y amarga") y, por otro, las intensas (la "ligera", la "amarga", la "amarga, madura y profunda" y la "tostada y caramelizada").
Esta clasificación permite simplificar la extraordinaria gama de cervezas que hay en el mercado en función de sus características sensoriales. De esta manera, se facilita la elección de las armonías.
Por ejemplo, una cerveza rubia, fresca y ligera, es fácil de combinar y acompaña muy bien al clásico aperitivo español de frutos secos, patatas fritas o aceitunas. Los platos picantes o muy especiados van bien con cervezas amargas y de aromas complejos como las IPA. Y para las carnes rojas o los estofados, elegiría una cerveza más intensa, equilibrada y con cuerpo.
Una cerveza para cada ocasión
Sin duda, hay una cerveza para cada plato y, también, para cada ocasión. Su bajo contenido alcohólico y su sabor predominantemente amargo hacen que sea una bebida excelente para tomar con todo tipo de comidas. Lo mejor es probar diferentes combinaciones hasta encontrar la que más nos guste. Porque, como siempre, la combinación ideal depende del gusto de cada uno.
Creo que merece la pena conocer a fondo la maravillosa cultura que rodea a la cerveza y, sin duda, aprender a combinar las diferentes cervezas con la comida, para disfrutar de una de las bebidas más consumidas en todo el mundo.
