José Andrés es un cocinero mundialmente conocido por su labor al frente de la ONG World Central Kitchen, institución que se ha convertido en un gran ejemplo de la importancia que tiene la acción solidaria en este siglo XXI.
Como ya he dicho en otras ocasiones, la gastronomía ha pasado de ser la satisfacción o el placer sensorial de unos cuantos privilegiados, para convertirse en una actividad fundamental en el siglo XXI. La Nueva Gastronomía es y tiene que ser cada vez más saludable, solidaria y sostenible, además de satisfactoria.
Espacios para la solidaridad
En los diez últimos años, José Andrés ha estado presente, con su World Central Kitchen, en todos aquellos lugares donde era urgente proveer de comida a las gentes que más lo necesitaban. Y no solo alimentos para paliar el hambre, sino platos elaborados por chefs de todo el mundo, que han colaborado con él para ayudar a las personas a salir adelante en situaciones de crisis y catástrofes naturales, tratando de utilizar, en la medida de lo posible, productos locales para impulsar la recuperación económica de las zonas devastadas.
Empezó en 2010, con el terremoto de Haití y, desde entonces, World Central Kitchen no ha dejado de ofrecer ayuda por todo el mundo. Estuvo presente cuando el huracán María destruyó Puerto Rico, y alimentó a millones de familias durante la pandemia del coronavirus, incluso, en España. Luego, en la explosión de Beirut; en la erupción del volcán de La Palma; y, últimamente, en la guerra de Ucrania.
Pero José Andrés no trabaja desde un despacho, sino que se desplaza físicamente a cada uno de los lugares para cocinar en compañía de sus colaboradores, enfrentándose a los riesgos de estar en zonas tan peligrosas como es Ucrania en la actualidad.
Una persona con muchas facetas
La faceta solidaria de José Andrés es indudable, pero me gustaría destacar ahora su condición de gran cocinero y de extraordinario restaurador.
Desde muy joven, comenzó a trabajar en El Bulli mientras estudiaba en la Escuela de Restauración y Hostelería de Barcelona. Luego se desplazó a Estados Unidos, donde, después de trabajar en varios restaurantes, se puso al frente de Café Atlántico y de Jaleo, en Washington. Durante un tiempo, se concentró más en Jaleo, un lugar de tapas (o, mejor dicho, de cocina en miniatura, tipo El Bulli), con espíritu español. En la actualidad, sigue siendo uno de los lugares más cotizados en la capital de Estados Unidos.
A partir de ahí, ha ido abriendo restaurantes de éxito en diferentes ciudades de Estados Unidos, como The Bazaar, Oyamel, Minibar, Zaytinya o Spanish Diner. En la actualidad, su empresa ThinkFoodGroup abarca restaurantes de diferentes precios, conceptos y cocinas internacionales.
En 2019, abrió el Mercado Little Spain, en Nueva York, con la colaboración de los hermanos Albert y Ferran Adriá. Little Spain es un espacio inspirado en los mercados españoles, donde la gente tiene la oportunidad de conocer no solo la forma que tenemos de comer en España, en compañía, sino la oferta gastronómica tradicional y regional de nuestro país.
Y es que José Andrés es un gran embajador de la gastronomía española, por el trabajo que realiza, allá donde va, promocionando nuestra cultura, nuestras recetas, nuestros alimentos y bebidas.
Un gran cocinero y restaurador
Asturiano de origen, José Andrés siempre ha tenido una gran afición por la cocina, y es una de las personas que yo conozco que mejor prepara desde platos tradicionales, como pueden ser la paella o la fabada, hasta las recetas más creativas.
En Las Vegas tiene un espacio espectacular donde elabora varias paellas sobre brasas, que va ofreciendo, según prefiera el cliente, de aperitivo o de plato principal.
Decía Jöel Robuchon que no hay más que dos tipos de cocina, la buena y la mala. Y añadía: “Rafael, la cocina se hace con las manos”. La cocina de José Andrés es buena, y le he visto cocinar con sus propias manos de una manera extraordinaria y con una aparente sencillez.
Símbolo de la gastronomía solidaria y satisfactoria
Por eso, quería poner de relieve que, además de la fama mundial que bien se merece por lo que está haciendo en términos humanitarios (lo que le ha llevado a obtener importantes reconocimientos como el Premio Princesa de Asturias de la Concordia o, incluso, ser nominado al Premio Nobel de la Paz), ha sido y continúa siendo un gran cocinero y empresario, al frente de restaurantes exitosos y de gran calidad.
José Andrés, por tanto, no es solo un símbolo de lo que es, o debe ser, la gastronomía solidaria, sino también de lo que es, y tiene que seguir siendo, la gastronomía satisfactoria.