¿Cerveza en jarras congeladas? Esto opinan los expertos

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Redacción Excelencias Gourmet
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Estamos en verano, la época que brinda más de un motivo para tomarse una cerveza bien fría: hay que luchar con el calor. Tardes con amigos, una noche en un bar, días de playa y fiesta, todos escenarios perfectos para una buena cervecita.

Tenemos muchas razones para tomar una cerveza, por ejemplo, disminuye el riesgo de sufrir diabetes según un estudio de la Universidad de Harvard, indica que la toma de una cerveza al día reduce el riesgo de padecer diabetes del tipo 2.

También ayuda a la digestión, y es que debido a sus propiedades digestivas. La cerveza estimula la gastrina, el ácido gástrico y las enzimas pancreáticas. Además, tiene un alto contenido en fibra que mejora el estreñimiento.
Igualmente, protege de ataques al corazón. De acuerdo a una investigación llevada a cabo en la Universidad de Scranto, las cervezas oscuras y negras reducen los ataques del corazón, así como el riesgo de padecer aterosclerosis.

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Sin embargo, que la necesidad y antojo de una cerveza bien fría no nublen el juicio, se debe beber con moderación, como toda bebida alcohólica, y hay que evitar beberlas en copas o jarras heladas, ya que, según los expertos, los recipientes con temperaturas excesivamente bajas pueden provocar efectos negativos.

Los especialistas aconsejan no beberla nunca directamente de una jarra o copa helada, explican que así, probablemente no le encontremos el mismo sabor que tanto nos gusta. Otra razón por la cual no hacerlo, es que, al estar en un vaso helado, se ve alterada la espuma, y al tomarla pueden descubrirse algunos grumos.  

Un último motivo: en el congelador los recipientes cogen gusto raro. Como en ellos colocamos cierta variedad de alimentos que desprenden olores, al colocar un recipiente dentro del congelador, pasan a estos dichos olores y alteran sus propiedades. Así, si ponemos cerveza en una vasija helada, nos daremos cuenta de que esta coge un olor y un sabor raro.

Por mucho que nos guste tomar la cerveza bien fresquita, debemos evitar tomarla de una jarra helada si no queremos que pierda su sabor y su textura. Por ello, lo más aconsejable es dejarla enfriar en el frigorífico o bien ponerla directamente al congelador unos minutos. De este modo, la tendremos como tanto nos gusta sin que esta pierda ninguna de sus propiedades.

Fuente: El Español

 

 

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