Resulta curioso cómo todas las grandes conmemoraciones, los aniversarios y festividades, se plantean siempre con un soporte gastronómico. Y cada momento del año tiene sus propios platos y recetas.
Sin duda, la época más importante, en ese sentido, es la navideña: desde Nochebuena, el 24 de diciembre, hasta el día de Reyes, el 6 de enero. La comida navideña es especialmente tradicional, variada y abundante.
La Navidad en las diferentes Comunidades Autónomas de España
Si hay algo que caracteriza a la cocina española es la gran variedad de platos y recetas que se pueden encontrar en las diferentes regiones de España. Pero las comidas navideñas son especialmente ricas y variadas.
Los platos tradicionales de Navidad varían en cada Comunidad Autónoma, incluso entre diferentes zonas dentro de una misma Comunidad. Esta singularidad se debe a que cada región tiene sus propios alimentos y bebidas, que vienen determinados por factores como la tierra, el agua o el clima: en las regiones costeras destacan los productos del mar, pescados y mariscos; en el interior, son más habituales los productos de ganadería; y las aves están más generalizadas, porque suelen ser de crianza.
Recetas navideñas
En general, las comidas navideñas empiezan por unos aperitivos y un primer plato (a base de arroz o legumbres, sopas o consomés) que, quizás, varían más dependiendo de cada región. En Andalucía, por ejemplo, es tradicional el caldo de Jerez o la sopa de picadillo; en la Comunidad Valenciana, el puchero de pelotas. El cardo con almendras es típico de varias regiones como Navarra, La Rioja y Aragón.
El segundo plato incluye pescados y mariscos, como el bacalao con coliflor en Cantabria o el pastel de kabratxo y las angulas en el País Vasco. En Galicia, se pueden encontrar mariscos de todas las variedades (almejas, centollos, vieiras, percebes, nécoras…).
También carnes, que pueden ser aves (generalmente pollo, pavo, capón o pularda) o platos asados de cordero, lechazo o cabrito, cochinillo o carne de vacuno. En Madrid es típica la pularda rellena; en Castilla y León, el cohinillo y el lechazo.
Postres y dulces navideños
Para terminar, los postres y dulces navideños tienen un gran protagonismo: turrones, polvorones, mantecados… El mazapán, sin duda, el de Toledo (quizás el mejor sea el que prepara Adolfo Muñoz). Y si nos acercamos a Reyes, lo fundamental es el Roscón, que lleva un pequeño regalo y un haba en su interior.
Sin olvidar las tradicionales 12 uvas que se toman al son de las últimas campanadas del año. Y al acabar, un brindis con cava o con champagne.
Naturalmente, estos son solo algunos ejemplos de comidas típicas de Navidad, pues sería difícil referirme a todas, por cuestiones de espacio, pero dan cuenta de la gran importancia que se le da al aspecto gastronómico en estas fechas.
Armonías con la bebida
Y quiero acabar con algunas sugerencias para armonizar con las comidas navideñas.
Los platos de entrada elaborados con pescados y mariscos van muy bien con espumosos, blancos y tintos jóvenes.
Aunque, en principio, quizás todas las comidas de Navidad se solucionarían con un vino tinto y con un cava o un champagne, de mayor o menor intensidad según el plato, también puede ser entretenido incorporar algún vino blanco, un Oporto o Jerez, un vermú e, incluso, algún cóctel.
En las cenas de Nochevieja, los restaurantes suelen tener previstas las bebidas que mejor armonizan con el menú.
Para el Roscón de Reyes, creo que la mejor compañía es una bebida dulce como un Oporto. Y, en general, el café o el chocolate caliente.
En cuanto a los turrones, cuando solo había el blando y el duro, lo lógico era tomarlos con un espumoso. Ahora que hay turrones de todos los gustos y sabores, lo ideal es buscar la combinación más adecuada para cada caso.
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