Según la consultora estratégica Oliver Wyman, que mide el sentimiento de los consumidores respecto a la compra de alimentos en seis países europeos, el 93% de los consumidores españoles reconoce que ha modificado sus hábitos de compra de alimentos en el último año.
La inflación está generando cambios en los hábitos de compra de alimentos de los consumidores, que se decantan por las marcas blancas -en teoría más asequibles-; o por adquirir productos en formato de ahorro o familiar; o, incluso, por comprar más alimento fresco para cocinar en casa y evitar consumir fuera.
Este estudio sobre el sentimiento de los consumidores respecto a la compra de alimentos es el tercero de una serie anual que Oliver Wyman lleva a cabo desde 2019 en seis países europeos (Austria, Alemania, España, Francia, Holanda y Reino Unido). Para elaborarlo se realizó una encuesta en octubre de 2022 a un total de 7.000 consumidores, 1.000 de ellos en España.
De acuerdo al estudio, de todos los países analizados, los consumidores españoles son los que más recurren a la marca blanca desde que comenzaron las actuales tensiones inflacionistas: más de la mitad (54%) reconoce este cambio en sus hábitos de compra a pesar de que la mayoría (seis de cada diez encuestados) considera que los productos de marca blanca se han encarecido de forma similar a las marcas comerciales tradicionales.
Por otra parte, el estudio de Oliver Wyman indica que, en relación a hace un año y de forma generalizada en Europa, los supermercados no solo se mantienen como el establecimiento de referencia para realizar la compra habitual de alimentos, sino que han reforzado su preeminencia y han logrado captar más clientes que su competidor más relevante, las tiendas de descuento.
Así, a pesar de que más del 40% de los consumidores europeos perciben que la brecha o la ventaja de precio entre las tiendas que venden alimentos con descuento y los supermercados se ha reducido en el último año (resultando menos atractiva la compra en los establecimientos de descuento), casi la mitad de ellos reconoce comprar más en supermercado ahora que hace un año (45,8% frente al 32,5% de hace un año).
El incremento de la preferencia de los clientes por los supermercados en España es superior al detectado en los otros países analizados (de 30,4 puntos porcentuales, solo superado por los consumidores holandeses, que en un año han pasado de elegir el supermercado de un 22,2% a un 73,1%).
Los resultados del estudio constatan que la actual coyuntura inflacionista ha impulsado al factor precio como el más determinante para el consumidor europeo a la hora de realizar la compra. Para el 80% de todos los encuestados es un criterio muy importante o importante, seguido de la calidad del producto (78,7%) y, finalmente, de la sostenibilidad, que solo es relevante o muy relevante para algo más del 40% de los encuestados (y no es en absoluto importante para el 5% de todos los encuestados en Europa).
España, resalta la investigación, la importancia que se otorga al precio es superior a la media europea y también lo es la sostenibilidad, mientras que la relevancia de la calidad está alineada con la del resto de consumidores europeos analizados.
Cuando se trata de la cuestión de quién tiene más responsabilidad en los aumentos de precios, los consumidores españoles tienden a responsabilizar a los minoristas: un 45% les atribuye la culpa principal, consideran que estarían explotando a su favor la espiral inflacionista y encareciendo los precios más de lo estrictamente necesario; otro 16% considera que los responsables son mayormente los productores/fabricantes; otro 33% reparte la responsabilidad a partes iguales y el resto está indeciso.
Los consumidores españoles son de los más favorables en Europa a una intervención gubernamental en el sector de la alimentación para mitigar el impacto de la inflación en la cesta de la compra. Así, pese a la desaceleración registrada en las últimas lecturas de la inflación en España (el IPC general se situó en el 6,8% en noviembre desde el histórico 10,8% de julio), un 93% de los españoles vería de forma positiva que se establecieran límites a los precios de los alimentos, como la rebaja en el IVA a los alimentos básicos o la entrega de un cheque de 200 euros a hogares vulnerables anunciadas a finales de diciembre por el Ejecutivo. Solo un 7%, por otro lado, cree que el Gobierno debería mantenerse al margen y rechaza la intervención en el estante del supermercado.