La cerveza artesanal está cada vez más extendida por los bares y restaurantes españoles. Se trata de una cerveza que destaca por su intenso sabor, fruto de la pasión que le ponen las personas al trabajo que conlleva su elaboración. Los ingredientes de calidad que emplean los maestros cerveceros en su elaboración se reflejan en una cerveza con más cuerpo, más sabor y un aroma inconfundible.
El proceso de elaboración de una cerveza artesanal comienza con una limpieza y desinfección tanto de los materiales como de la zona de trabajo, para pasar a moler los granos de malta y luego macerarla en una olla con agua a 75°. Después se deja hervir durante una hora, a la vez que se añade el lúpulo, ingrediente del que dependerá la amargura de la cerveza (cuanto antes se eche, más amarga). Una vez ya ha hervido y se ha dejado enfriar, es hora de verter el líquido en un botellón para agitarlo y añadir la levadura antes de dejarlo fermentar. Por último, cuando la cerveza ya ha pasado el proceso de fermentación, se embotella.
La diferencia con una cerveza industrial reside en cuatro puntos fundamentales. Se elaboran a base de ingredientes naturales, que no llevan ni aditivos artificiales ni conservantes, tan solo malta, agua, levadura y lúpulos. Unos ingredientes cuyas cantidades dependen de las recetas de los maestros cerveceros, creadas a base de pruebas y modificaciones, cristalizando en una fórmula única con el aroma y gusto que deseaba el maestro cervecero. Asimismo, la elaboración es completamente manual -aunque en ocasiones se utilice una mínima ayuda de máquinas-; mientras que las cervezas industriales son elaboradas en su totalidad por máquinas, que someten a la cerveza a un proceso de pasteurización que acaba eliminando propiedades de la bebida. Y por último, el filtrado de las cervezas artesanales se hace a mano, con el fin de evitar que se destruyan levaduras y proteínas de la cerveza; aunque cada vez hay más clases de cerezas sin filtrar.
Hay dos tipos principales de cerveza: Lager y Ale. La Lager tiene un sabor nítido y ligero, resultado de una fermentación a temperaturas no muy altas (entre 4° y 12°) y una maduración de entre 2 y 6 meses a alrededor de 0°. Algunos de los derivados de esta variedad son Pilsner, Dunkel, Schwarzbier, Rauch, Vienna y Bock. Por su parte, la cerveza Ale se fermenta a temperaturas más altas (sobre los 25°), son aromáticas y dulces, y tienen un sabor más marcado con más cuerpo. Los derivados de las cervezas de tipo ale son: IPA, Red ale, Altbier, Kolsch, Porter, Paleale, Stout y Barley.
En función de la producción de litros de cerveza artesanal, las cervecerías se dividen en tres categorías: nanocervecería; aquellas que producen menos de 24.000 litros anuales; microcervecería; si produce más de 24.000 litros, pero menos de 100.000; y pequeña cervecería; aquella que produce más de 100.000 litros. La mitad de las cervecerías artesanales que hay en España, son nanocervecerías, mientras que las microcervecerías suponen un 41% y las pequeñas cervecerías tan solo un 9%.7
¿Qué mejor forma de celebrar el Día Internacional del Cervecero Artesanal que brindando con una buena cerveza elaborada siguiendo esta arraigada tradición?
En España, el consumo de cerveza artesanal se ha consolidado durante la última década, de ahí que su producción crezca año tras año. Según la Asociación Española de Cerveceras Artesanas Independientes (AECAI), la producción de cerveza artesanal desde 2015 hasta 2019 creció un 79,58%, situándose en los 22,4 millones de litros al año. Esta subida se vio frenada por la pandemia, reduciendo la producción de cerveza artesanal casi un 22% en 2020.
El número de cervezas artesanales que había en 2020 era de 3.856 cervezas diferentes. La comunidad autónoma que más cerveza artesanal produce es Cataluña (26%), seguida por Andalucía (13,3%) y Castilla y León (10%). De todas estas cervezas, las más vendidas son las cervezas Arriaca (Guadalajara); cervezas La Cibeles (Leganés); y Cierzo Brewing Co (Zaragoza).