Es un hecho la necesidad de alcanzar buenos hábitos alimenticios. Es por esta razón que Sabrina Ibañez nos compartió algunos consejos para aplicarlo en nuestra rutina.
En primer lugar, es importante que las familias asistan a las consultas con su nutricionista de confianza. Ella lo resalta no solamente para tener conocimientos sobre nutrición sino también “para ayudar a los padres a filtrar tanta información que se consume sobre nutrición en redes. Ellos llegan con muchas dudas ante lo que ven y esta bueno despejarlas para tener un conocimiento más claro. La meta es tener una alimentación saludable que podamos mantener con el paso de los años”.
Luego de contar con la bajada nutricional, ¿cómo lo aplicamos en los niños? La profesional indica que los adultos siempre estamos ansiosos para que ellos prueben todo y descubran un mundo nuevo en cada comida. No obstante, un niño no va a pedir un alimento que no se haya ofrecido antes, como puede ser una golosina, pero tiempo al tiempo. “Lo importante es en esta etapa ofrecer muchos alimentos sanos de los que sabemos que puede costar más adelante, y no apurarnos y respetar ese paladar nuevo. Que pruebe una pasa de uva que es super dulce y riquísima. Así que, básicamente, hay que ofrecer alimentos sanos”, menciona la nutricionista.
Los padres deben tener en cuenta que los niños pasan por varios momentos de tipo de alimentación y formas de comer, aunque no todos lo llevan al mismo tiempo. Por ejemplo, a los 6 meses en la alimentación complementaria hay periodos en los que el bebé juega con la comida antes de comer, siente texturas y luego se empieza a notar que come en gran cantidad. Esto puede resultar sorprendente, según comenta Sabrina, pero también hay etapas del crecimiento donde puede ser más lento y no comen tanto como antes, y eso es normal también. Los niños tienen la sensación de hambre y saciedad intacta, pero es importante acompañarlos en las diferentes etapas y no desesperarse.
Los ocho consejos para llevar una nutrición saludable en familia:
1. Ingerir frutas y verduras de forma divertida: Podés incluirlas dentro de preparaciones como panqueques, muffins, tortillas y rellenos. Un poco más visible quizás es hacer una brochette de frutas o dipear en salsitas los vegetales.
2. Tener una buena y cómoda silla de comer: “La silla es clave, ya que genera independencia y confianza que es su momento y espacio para comer. Con Emma llevamos su silla para comer Booster de Carestino a todos lados. Ella se relaja y está tranquila”, comenta Sabrina. La Silla de Comer Booster se adapta a cualquier tipo de asiento que tenga un respaldo firme, ya que incluye correas que le brindaran sujeción. Además, cuenta con doble bandeja desmontable para limpiarla fácilmente.
3. Comer en familia: La comida es un momento social. “Al conversar sobre la comida u otros temas, el niño observa el plato, la comida, mira a los pares en la mesa, siente sabores y come. Esto es muy diferente en el caso de un niño que come enfrente de una pantalla”, señala la profesional.
4. Los snacks en cantidad y momentos adecuados: “Siempre se debe evaluar la calidad de snacks estamos ofreciendo. Por ahí por la facilidad de transportar un muffin “que es de banana”, es mejor llevar la banana, la fruta entera y no alejarnos de los alimentos reales”, sugiere Sabrina.
5. Respetar horarios: La rutina es clave para los niños en todo sentido. “Desde el baño, las siestas hasta los horarios de las comidas. Siempre teniendo en cuenta que no los llenamos de snacks. Es importante respetar las comidas del día y dar snacks saludables y poca cantidad sobre todo cuando en horario estamos llegando a la siguiente comida”, aconseja la nutricionista. No obstante, aclara que si el niño presenta hambre a pocas horas de comer, es mejor darle cuando tiene hambre antes que hacerlos esperar. Un día que coma solo no va a romper la rutina familiar.
6. Los líquidos también son importantes: La profesional no recomienda cuando son chicos hasta el año o más darles licuados o sopas, ya que tienen “mucho volumen y poca densidad energética". Lo que va a ser que ese niño se llene de líquido y tenga las señales de saciedad. Respecto a los jugos comerciales con azúcar, conservantes y edulcorantes, es preferible no ofrecerlos y llevar siempre agua.
7. Resfriados, hay que aumentar defensas: En general el ajo y la cebolla actúan como antibióticos naturales. Ellos se pueden sumar a un guiso o una salsa. También es clave tomar mucha agua y comer variado, 5 colores de vegetales y frutas cada día.
8. Preparar loncheras o cumpleaños de forma sana: Se puede comer sano y divertido. “Se puede preparar mucha limonada con frambuesas o la clásica. Es más trabajo, sí, pero es más rico. Picar la fruta y ponerla en forma divertida, cómo arcoíris, ayuda. Hasta ahora nunca me sobró, se comen todo hasta los adultos. Hay que evitar papitas, chizitos, y optar por comida como chipas, sándwiches chiquitos y demás porque los niños comen porciones pequeñas. Aparte de que quieren jugar, van a comer solo porque está muy rico o porque necesitan recargar energías para seguir jugando”, explica la profesional.
Como mencionamos anteriormente, hay muchas etapas en la alimentación pero, como indicó Sabrina, los padres deben tener paciencia y escucharlos. Es importante volver a la mesa familiar a compartir ese momento en familia de conversación y diversión. “En la mesa es conversación sobre la vida de los amigos y la comida. Como padres soltemos el celu, y disfrutemos el momento con los hijos. Volver a conectar, a mirarnos a los ojos”, finaliza la nutricionista e influencer Sabrina Ibañez.
