Oriente a la mesa con el falafel casero

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María Carrasco Lloria
Categoría
Falafel

La herencia del Antiguo Egipto no se queda solo en las pirámides y los jeroglíficos, sino que la gastronomía ha conseguido que no se olviden algunas de las identidades orientales más antiguas de la historia.

Famosísimo para quienes lo consumen diariamente en sus dietas, muy versátil para cualquier tipo de gastronomía y delicioso entre todas sus especias y su facilísima preparación. El 18 de junio se celebra el Día del Falafel para conmemorar el uso de esta elaboración árabe en todo el mundo, que está, literalmente, para chuparse los dedos.

El falafel es una amalgama de elaboraciones sin una que no sea cierta. Hablamos de una pasta de garbanzo unida por mil especias que es bandera de la gastronomía del oriente medio y el Magreb. El color y la forma varían dependiendo de dónde lo comamos, así como su olor y sabor tendrá ligeras diferencias, pues al final la base es la misma. A veces tienen forma de albóndiga, croqueta o de pequeña hamburguesa, para que nos entendamos, y pueden comerse solos o dentro de otros platos árabes. Lo más común es acompañarlos de salsa de yogur, tahini o tatziki.

Cómida rápida... ¿saludable? Por fin

El World's Gastronomy Institute afirma que este platillo oriental se ha convertido a nivel internacional en una comida rápida saludable, plant-based, muy popular entre millenials y las primeras generaciones masivas de vegetarianos y veganos. Además, es una opción perfecta para celíacos, con ojo a la levadura y al pan de pita. El falafel es una buenísima fuente de proteína, fibra y ácidos grasos insaturados.

Excelencias Gourmet te trae una receta sencilla para que puedas hacerlo en casa, aunque tamién te animamos a viajar a oriente para probar todos y cada uno de sus platos típicos, sin olvidarte, por supuesto, del falafel.

A diferencia de la creencia común, no tienen por qué utilizarse grabanzo cocidos, sino garbanzos secos hidratados. Basta con ponerlos a remojo durante 24 horas. Dependiendo de para cuantas personas quieras preprarlo usarás unas medidas u otras, pero si quieres un consejo, un kilo de garbanzos te permite hacer unos tantos para probar la receta y seguir perfeccionándola más adelante.

Para preparar las bolas, debemos escurrirlos y secarlos muy bien para evitar la humedad excesiva y que se deshaga la forma. A partir de ahora, triturarlos bien. La intención es conseguir una textura arenosa o una pasta con grumos. A continuación, es cosa de añadir ajo y cebolla picados, perejil, cilantro, comino y pimienta molidos y sal al gusto. En algunas culturas le incluyen menta o hierbabuena frescas como en el Magreb.

Es tan sencillo en este momento como hacer pequeñas bolas del tamaño algo más grande que una nuez o una pelota de ping pong. Puedes dejarlo reposar, pero no es necesario si tienes hambre para comerlos ya.

Finalmente, debemos freírlos en aceite vegetal, de oliva o girasol, hasta que predomine el tono dorado del falafel. Si nos adaptamos a la vida actual, horno o freidora de aire con un spray de aceite también es una buena idea.

¡Ojo, no te quemes! Ahora, ya puedes disfrutar de tu falafel con el acompañamiento que más te guste.

Credito
María Carrasco Lloria