El 4 de julio es una fecha marcada en rojo en todos los calendarios estadounidenses. Un día como hoy, hace 248 años, se oficializó la independencia de Estados Unidos de la corona inglesa. Sin embargo, fue el 2 de julio cuando los llamados padres fundadores declararon la independencia de las 13 colonias tras una votación entre los líderes de todas ellas, pero no fue hasta el 4 de julio cuando el Congreso elaboró e imprimió un comunicado para anunciar a toda la población la buena nueva.
John Adams, uno de los padres fundadores, escribió una carta a su esposa. “Estoy convencido de que será celebrado por las generaciones venideras como el gran festival de aniversario... Debería ser solemnizado con pompa y desfile, con espectáculos, juegos, deportes, armas, campanas, hogueras e iluminaciones de un extremo a otro de este continente a partir de este momento y para siempre". No le faltaba la razón.
Cada 4 de julio, millones de personas salen a la calle a celebrar este acontecimiento histórico en el devenir del país con enormes desfiles, espectáculos, fuegos artificiales, exhibiciones aéreas y paracaidismo. Aunque en cualquier celebración que se precie hay comida.
En esta fechas, familia y amigos se reúnen para compartir grandes banquetes. La barbacoa es el estilo de comida más recurrente. La hamburguesa es el plato que más se cocina en esta celebración, seguida de carne a la brasa, alitas de pollo, perritos calientes, costillas a la barbacoa, pollo asado...
Como guarnición, suelen estar acompañadas de patatas fritas, maíz, puré de patata y una ensalada muy típica en Estados Unidos: Layer Dip, hecha a base de tomate, lechuga, pimientos, cebolla, queso rallado, guacamole, crema agria y salsa picante. Otros de los imprescindibles son la cerveza, que no puede faltar en ninguna celebración, y la limonada.
Y para acabar con un dulce sabor de boca... Los pretzels, un tipo de galleta en forma de lazo con un ligero sabor salado siempre van a estar sobre la mesa en esta celebración. La variedad de tartas es simplemente alucinante. La tarta de calabaza, de zanahoria, de queso y los Brownies, son solo el principio. El Crumble de cerezas y albaricoques y la Strawberry shortcake, son los más típicos. Esto se debe a que otra de las tradiciones gastronómicas del Día de la Independencia es el predominio del rojo, el blanco y el azul, los colores de la bandera de Estados Unidos, en las decoraciones y adornos de las fiestas y en los propios alimentos.
La Strawberry shortcake, se decora con los colores de la bandera a base de manzanas, fresas, frambuesas, arándanos y moras. Es simplemente la estrella de este día tan emblemático, aunque el día de la Independencia no deja de ser una excusa para celebrar y disfrutar con toda la familia y amigos reunidos.