La cocina española no gozaría de fama mundial, si el aceite de oliva no fuese su eje vertebrador. Los ilimitados usos gastronómicos que tiene, sus variantes, e importancia para territorios como Andalucía o Castilla-La Mancha demuestran que este producto está profundamente arraigado en la cultura española.
Paco Roncero afirma: “En nuestra cocina es un elemento diferencial. Hago muchas elaboraciones en las que el aceite de oliva es muy importante. No hablamos de un único aceite de oliva, sino que utilizamos muchas variedades. Tengo una ‘oleoteca’ con 60 monovarietales diferentes. Esto para mí es algo esencial dentro de nuestro menú degustación”
España es, de hecho, el país líder en todo el mundo en materia de producción, superficie y comercio exterior de aceite de oliva. Según se deduce de los datos recogidos por el Gobierno español, más de 350 000 agricultores se dedican al cultivo del olivar, superficie que abarca 2,75 millones de hectáreas en el territorio nacional. En Andalucía, comunidad autónoma situada al sur del país, los mares no son exclusivamente acuáticos, sino que el “Mar de Olivos” —así se conoce al característico paisaje de la región, formado por un inmenso olivar— se extiende a lo largo de seis de sus ocho provincias y aspira a convertirse en Patrimonio Mundial de la Unesco.
España es el país líder en materia de producción, superficie y comercio exterior de aceite de oliva.
Esto implica que la producción del aceite de oliva en España —primer exportador mundial— sea esencial para responder a la demanda internacional. De hecho, la industria olivar española supone el 70 % de la producción de la Unión Europea y el 45 % de la mundial, según datos del Gobierno español.
UN ELEMENTO ESENCIAL DE LA DIETA MEDITERRÁNEA
Pero más allá de los datos, para entender la verdadera relevancia que tiene el aceite de oliva en España hay que atender a todos aquellos ámbitos en los que el producto tiene un papel destacado. Pilar de la dieta mediterránea, el consumo de aceite de oliva está directamente relacionado con una buena salud. Su alto contenido en antioxidantes y nutrientes esenciales, como son los ácidos grasos insaturados (comúnmente conocidos como grasas buenas), lo convierten en un alimento enormemente beneficioso, ya que mejora el funcionamiento cardiovascular, disminuye la presión arterial y reduce la inflamación de las células del cuerpo, como aseveran numerosos estudios.
El aceite de oliva es pilar de la dieta mediterránea, protagonista de la cocina tradicional y moderna.
Teniendo en cuenta el auge de los ultraprocesados y la mala alimentación, Jesús Román Martínez, presidente del comité científico de la Sociedad Española de Dietética y Ciencias de la Alimentación (Sedca) y presidente de la Fundación Alimentación Saludable, reivindica la importancia del aceite de oliva dentro de una dieta saludable. “Se trata de un elemento esencial de la dieta mediterránea. Me llama mucho la atención que en varios lugares del mundo se hacen estudios sobre esta dieta, como en Estados Unidos y Alemania, y el aceite de oliva no lo ves ni en fotos. No me lo explico. No se puede entender esta dieta sin el aceite de oliva”, afirma.
EL CAMBIO CLIMÁTICO Y LA SEQUÍA, INCIPIENTES AMENAZAS PARA EL ACEITE DE OLIVA
Múltiples producciones de alimentos a nivel mundial se están viendo afectadas por el notable aumento de las temperaturas y por la extrema sequía en los territorios. El sector del aceite de oliva no ha sido una excepción, y ambos factores han derivado en las peores cosechas de la historia para la industria oleica en España.
Esto preocupa, y mucho, tanto a los productores como a los consumidores, puesto que las consecuencias de ello ya son palpables en el mercado. La subida del precio del aceite de oliva ha sido uno de los temas candentes dentro del sector agroalimentario en lo que va de año, y es que, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el litro de este producto ha aumentado un 52%.
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