Este 20 de septiembre se inauguró P’atal, los vagones más lujosos del Tren Maya. A lo largo de 1,500 kilómetros, llevará por 34 estaciones claves del sureste para descubrir las obras arqueológicas y zonas turísticas de esta cultura precolombina. Pero no solo es el tren lo que está en boca de todos, sino también Janal, el exclusivo restaurante sobre rieles, único de su tipo en el mundo.
Más de 7 horas de trayecto en algunos viajes fue el pretexto ideal para llevar el homenaje a la civilización maya también al universo culinario. El tributo atraviesa desde el nombre de este vagón, devenido restaurante, hasta su menú. El vocablo janal se traduce como comer en la lengua maya.
Aunque su inauguración fue a finales de diciembre de 2023, no está disponible en todas las versiones del tren maya, sino solo en los P’atal, concebido para viajes largos y nocturnos, que proyecta iniciar operaciones en 2025.
Ubicado en el coche 5, el restaurante tiene una capacidad para 140 comensales con 16 mesas para de 2 a 4 personas. Y, puedes dar por seguro que no es solo un lugar para saciar el hambre,sino una auténtica travesía gastronómica a través de los sabores de Yucatán, Quintana Roo, Tabasco, Chiapas y Campeche.
Puro sabor maya
Desde la clásica cochinita pibil hasta platos como el pozole, tamales, chapatas y el pejelagarto, tascalate, chipilín, pinol, sopa de lima, y cochinita pibil, Janal ofrece una carta que explora lo mejor de la cocina regional, mientras los viajeros disfrutan de los majestuosos paisajes que se despliegan ante ellos. La comida se convierte en un puente entre visitantes de todas partes del mundo, conectados por el amor a la buena mesa.
No obstante, en su web también revelan elaboraciones tradicionales e internacionales como bollos, pizzas, ensaladas, galletas, frutas, etc. La elaboración se realiza con cocina industrial de casi 20 metros, y cuenta además con un espacio de refrigeración, dispensadores de agua caliente.
Janal por dentro
El diseño del vagón se inspira en la obra del afamado arquitecto mexicano Luis Barragán. Los colores tierra, marrones y verdes acaparan la mayor parte de los interiores en evocación de los paisajes de la península yucateca.
De hecho, las mesas se disponen estratégicamente para aprovechar las vistas panorámicas a través de grandes ventanales, para que cuando la vista se traslade al exterior ambos sentidos se conecten en perfecta armonía. Así, los viajeros podrán disfrutar de una comida que transmite la exuberancia de la selva, lagos y ruinas mayas.