Cada 7 de diciembre, quienes conservamos a buen resguardo el espíritu infantil y de feria tenemos un motivo para celebrar: el Día Mundial del Algodón de Azúcar.
Este ícono de las fiestas, parques de atracciones y circos, favorito sobre todo de los más pequeños ha trascendido sus espacios habituales hasta colarse en recetas diversas, dándole un toque dulce y divertido como sólo él puede hacerlo.
El algodón de azúcar, tal como lo conocemos, tiene sus raíces en la creatividad del Renacimiento italiano. Allí, chefs expertos derretían azúcar para formar delicados hilos, un proceso artesanal que, aunque hermoso, era costoso y reservado para las élites. No fue hasta 1900 cuando William Morrison y John C. Wharton revolucionaron esta golosina al presentar la primera máquina industrial de algodón de azúcar en la Exposición Universal de París.
Su uso en la gastronomía actual ha dado lugar a innovadoras creaciones que parecen salidas de cuentos de hadas. Es el caso del café “Sweet Little Rain”, un fenómeno viral originario de China, donde el algodón de azúcar actúa como una nube azucarada sobre una taza de café caliente. Al derretirse lentamente con el vapor, crea un efecto visual en ensueño y transforma la bebida en toda una experiencia multisensorial.
Pero ahí no acaba. Quizás te resulte familiar la torta de algodón de azúcar, pues es un postre que ha ganado popularidad al hacer de la golosina la cobertura de pasteles, otorgándoles un diseño etéreo y ligero.
La coctelería tampoco escapa. Tanto clásicos como el daiquirí, el martini o el margarita lo han incorporado como sustituto del azúcar refinada, y darle un toque divertido a la bebida. Por otro lado, se ha hecho protagonista de otros creados justo a su medida como el Algodón y burbujas a base de champaña rosada o vino espumoso rosado y algodón de azúcar.
De una manera u otra, no será difícil rendirse ante la mezcla de azúcar, agua y colorante.