Arte “a mordiscos”

Creado:
Autor:
Credito
Gabriela Sánchez
Categoría
zanahoria arte comestible

El arte no solo se contempla, también se come. Quizás hace unas décadas podría parecer mera metáfora, pero la creatividad se ha encargado de crear una alianza entre estos grandes placeres, desafiando las fronteras de la estética y lo efímero. El arte comestible existe y es una corriente cada vez con más adeptos. Aunque, no es cosa de ahora,  se dice que la pintura más antigua del mundo refleja justo una escena de caza. 

No en vano, el japonés Shimabuku, pionero del concepto, prevé en febrero de 2025 llevar a la Fundación Botín, en España, parte de sus creaciones en el taller "Escultura Comestible".

taller Shimabuku
El taller tendrá lugar del 3 al 14 de febrero de 2025. Foto Fundación Botín

El resultado supone una experiencia multisensorial. No se trata solo de preparar comida, sino de crear narrativas culinarias que exploren cómo los alimentos pueden convertirse literalmente en arte y contar historias. Bajo esta premisa, la artista  Margaret Dorfman, por ejemplo, utiliza verduras y frutas para crear esculturas y abalorios multicolores, un enfoque que realza el interés por la sostenibilidad que en buena medida define este movimiento.

Te puede interesar: Morfo: la reinvención del arte culinario

Pero, uno de los ejemplos más notables del concepto fue la iniciativa de Art Fund en el Reino Unido, que invitó a los participantes a recrear obras de arte famosas en forma de comida y recaudar fondos Tartas inspiradas en cuadros clásicos, chocolates con formas escultóricas y galletas que imitan obras icónicas fue una campaña donde el arte y la cocina se unieron en una idea no solo hermosa visualmente sino humana.

art fund
La obra ganadora del Art Fund: "La pasión de Adán" hecha con mandarinas

Comer en galerías

A medida que más artistas se suman a esta corriente, el arte comestible no solo destaca por su innovación, sino también por su capacidad para derribar barreras y crear nuevas formas de  conexión con el público. Las obras no solo se admiran, sino que se tocan, se huelen y se saborean, creando experiencias inmersivas que trascienden los límites de una galería.

Bien como creaciones hechas con verduras, carnes, cereales que evocan alimentos o no, la idea es utilizar la comida como materia prima, apropiarse de su colorido para dar riendas a la imaginación y a su vez disminuir la contaminación, al ser elementos biodegradables. Otra característica es hacer el arte más accesible en cuanto a adquisición.

Es común hallar en ellas cuestionamientos y reflexiones en torno a hábitos alimenticios, técnicas, etc. y es que a fin de cuentas, es arte, y cuya gran protagonista la cocina.

 

Credito
Gabriela Sánchez