Habanos: Aromas y sabores para la seducción

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Por: Fernando Fdez. Milián / Foto: Ferval
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Habanos: Aromas y sabores para la seducción

Disfrutar un habano es como disponerse a transitar por un sendero pletórico de sugerencias.

Es vivir una especie de encantamiento, en el que se combinan desde la apreciación sensorial, pasando por el corte, el encendido…hasta su terminación embriagadora.

Saborear un Habano puede constituir uno de los momentos más cautivadores en la vida, pues ese acto va acompañado de todo un ritual de honra el tabaco, máxime si en este el cliente disfruta, además de la breva, de toda la magia de un mundo centenario que rinde pleitesía a este producto que con toda razón los aborígenes utilizaban para comunicarse con los dioses.

Antes de disponerse a fumar un habano es imprescindible inspeccionarlo brevemente con el fin de verificar su aspecto, color, textura, grado de humedad, calidad del torcido, estirado de la capa… así como sus olores previo al encendido.

Antes de que el fuego comience a desvestirlo, se corta la perilla mediante el uso de una guillotina, cortaperilla o tijeras habilitadas para este servicio. Luego se enciende con precaución y mesura, de manera que todo el habano combustione, para facilitar la máxima identificación de la ligada contenida en la tripa.

Una vez encendido apreciamos el tiro, su evolución. Esto es importante, pues de él depende poder develar los secretos del habano. El tiro ha de ser justo para que la bocanada genere la cantidad de humo deseada.

La combustión es otro factor importante. La facilidad en arder permite que el anillo de combustión sea uniforme. Que el tabaco arda parejo es algo siempre deseado.

En la cata del tabaco, las primeras bocanadas siempre se desprecian, debido a que el humo de habano no tiene aún su temperatura. Al estar fríos en su comienzo se condensan fuertemente, y los gases que llegan a la boca tienen un gusto desagradable e irritante. Es preciso dejar que alcance un régimen de temperatura permanente, y que la ceniza avance para disfrutar plenamente sus placeres.

Cuando se establece el régimen de combustión, a partir de un centímetro de ceniza aproximadamente, es el momento ideal para analizar el aroma, y la complejidad de estos a través de su riqueza olfativa, así como los sabores que se generan.

CONOCIENDO SUS PERFILES

El aroma del tabaco que se expande en el humo está asociado al contenido de nicotina y a la intensidad de su presencia. Esta representatividad se vincula siempre con la conformación del cuerpo del puro, y se expresa en su sabor y las diversas combinaciones que nos inducen.

Por ello, cuando se cata un habano siempre se habla de perfiles olfato-gustativos, donde los aromas pueden aparecer llenos de complejidades e intensidades. Es menester entrenarse mucho en su apreciación para detectar las distintas familias de aromas presentes en el humo.

El sabor se aprecia por el sentido del gusto en la boca. Lo amargo, lo dulce, lo ácido, y raras veces lo salado, son patrones en la percepción. Siempre será objetivo a perseguir que el sabor sea agradable y balanceado. Aunque el gusto a tabaco es el más evidente, los carbohidratos, resinas, aceites o alquitranes causan un efecto positivo en el sabor y su persistencia.

El aroma y el gusto contribuyen a determinar el cuerpo de la ligada, mientras que la permanencia en el post gusto es uno de los factores que determina el carácter del habano.

Aunque los perfiles olfato-gustativos de los habanos no siempre se pueden identificar. El desaliento no puede imperar en los que se inician. Para lograrlo hay que desarrollar la educación del paladar, uniendo a fijar en memoria todo tipo de gustos y especias, la necesaria atención, concentración y mesura en la asimilación de los conocimientos sobre el mundo de los habanos, desde su cultivo hasta su almacenamiento antes de fumar.

Tampoco se puede olvidar que como todas las grandezas verdaderas, acercarse a los habanos requiere de una buena dosis de modestia y paciencia, pues solo con el tiempo y la experiencia será posible identificar plenamente los caracteres de las ligadas, y adentrarnos extasiados en el universo de sus placeres.

ELEMENTOS OLFATIVOS Y GUSTATIVOS MÁS RELEVANTES DE LOS HABANOS

Las notas dulces y los aromas de caramelo aparecen siempre en la combustión de los vegetales como el tabaco. Los habanos suaves como Hoyo de Monterrey o Fonseca producen un caramelo más lácteo o moka avellana. La nota de caramelo es más tendiente a los tostados en Habanos de sabores medio como Romeo y Julieta o Punch.

Las notas a madera, hierba seca y heno cortado son notables en los tabacos ligeros como H.Upmann. Las menos dulces y más secas son de la familia de aromas a eucalipto y mentol, y constituyen atributos de tabacos de sabores intensos.

El cuero o aromas a pieles curtidas son identificados en los habanos fuertes y medio fuertes, como Ramón Allones, Sancho Panza, Bolívar. Las anteriores son fragancias de notable complejidad y también se expresan más elegantes en habanos envejecidos, complementando las notas amargas de estas ligadas.

Las notas terrosas como el gusto a musgo de roble, se aprecian en habanos que son el orgullo de los vegueros, muchas veces combinadas con los sabores amaderados en habanos serios, algo rudos pero de raza, como algunas vitolas de Montecristo, Sancho Panza, Partagás y San Luis Rey, entre otras.

Los olores animales son otros de los elementos olfativos más notables. La presencia de derivados amoniacales son tema para habanos fuertes o de medio a fuerte, como algunas vitolas de Cohiba, entre estas la línea Maduro, o ciertas brevas de Partagás.

Las sensaciones especiadas, a clavo de olor, nuez moscada y especialmente la pimienta, son frecuentes en los habanos, tanto en la cata en frío como cuando disfrutamos de la fumada. Es común sentirlas combinadas con el pimiento verde, en los tabacos de sabores fuertes como el Partagás, Bolívar y Ramón Allones, así como en los medio fuertes como el Montecristo.

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Por: Fernando Fdez. Milián / Foto: Ferval

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