Café, Tabaco y Ron: El triángulo mágico

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Por: Profesor Fernando Fernández Milián
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Café, Tabaco y Ron: El triángulo mágico


En la sobremesa cubana destacan estas tres sólidas columnas que sostienen el templo del deleite pleno, pues como dijera un anónimo viajero: Todo lo que sabe bien, sabe mejor en Cuba.

Los triángulos amorosos son cuestiones de oficio en cualquier telenovela, pues permiten el desarrollo de la dramaturgia para aprovechar las contradicciones de los personajes, pero en la identidad de una nación estos conceptos adquieren valores incalculables.

Este es el caso de ese triángulo que define el consumo de productos típicos de la identidad cultural cubana como el café, el habano y el ron.

Maridar o relacionar el habano con estas bebidas es por demás asistir a un evento casi religioso, donde lo subjetivo establece tradiciones, preferencias, llevadas a la convicción que el disfrute de los sentidos nos promueve un sabio y gratificante placer.

Lo consumido durante épocas genera tradiciones y estas se insertan en el patrimonio cultural cubano, donde hay mucho de esta trilogía estimulada en la sobremesa.

Si entendemos que este es un momento obligado y de singular importancia, definido como el tercer espacio o escalón de una comida (primer momento desde el entrante al plato principal, y segundo el servicio de los postres), la sobremesa por su singular importancia en la restauración merece consolidarse de forma sostenida para incrementar la calidad y los ingresos en los servicios gastronómicos, formulada entre el Habano y sus cómplices.

Pero antes de adentrarnos en ese triángulo, es necesario evaluar primero los muy atrayentes dúos habano-ron, habano- café, ron-café, percepciones que enaltecen a los solistas cada uno con su personalidad, cada uno con sus vividos y transparentes encantos, pues solo de esta manera podemos entender la magia de la sobremesa a lo cubano.

LOS SOLISTAS

La caña de azúcar es originaria de Asia, pero su alegre hijo el ron tiene pasaporte antillano y es reconocido como un aguardiente obtenido por destilación del jugo fermentado de la caña de azúcar, llamado “ron agrícola” en las Antillas francófonas, y en especial el obtenido a partir de las melazas, llamado “ron industrial”.

Ambos derivan en una notable gama de rones, donde los envejecidos en roble,los añejos, son de distinguida preferencias en las sobremesas. Grandes rones pueblan el Caribe, salpicándolo de matices, estilos y complejidades.

El café, natural de África pero ciudadano del mundo, nos llegó de Europa cargado de reconocimientos. Cimentado en el Caribe, como otras muchas cosas, se extendió su cultivo y consumo por toda el área, al punto de que algunos de los grandes cafés del mundo están en esta área.

El tabaco es caribeño, pero el Habano sí es único de la Isla grande y está plagado de historia, lleno de ese glamour donde el placer de fumarlo tiene el sitial más alto.

LOS DÚOS

El Habano y el Ron provienen del mismo medio natural, poseen una historia común y edad prácticamente similar de existencia, por lo que es casi una necesidad el acompañarse. La unión de ambos será siempre de gran nivel. Los rones cubanos debido a ese agradable y distintivo toque de dulzor que poseen, maridan de manera excepcional con los Habanos.

El Habanos y el Café en la sobremesa han ido ganando cada vez más aceptación y fama en todo el mundo, siempre partiendo de un café de buen grano, generalmente de tipo arábica, que son los que ofrecen una mayor calidad organoléptica. Cada uno de estos cafés, de preferencia gourmets, están diseñados para un momento de placer y con quien mejor compañero que con un Habano.

Los cafés hacen una perfecta combinación con los Habanos debido a que ambos poseen aromas y sabores, que los permite distinguirse en cada momento sin que existan impactos gustativos entre ellos, haciendo de la mezcla una armonía total en aromas y sabores que perduran, logrando un justo equilibrio y brindando un momento de placer en la degustación.

EL TRÍO

El habano, como animador de la sobremesa, une al ron y al café, dejando de ser inocentes solistas, pasando por dúos en su concepción, pero derivando en un trío de ejecutoria solidez.

Los tres, precedidos por el habano, provocan esos agradables y únicos amargos que nos incitan a volver a comenzar con el habano.

Recomendar algunas combinaciones es obligada referencia. Así, los rones añejos jóvenes van bien con café aromáticos, suaves, proponiendo tabacos suaves en estas combinaciones.

Los añejos 7 años y superiores presentan un perfil olfato-gustativo más interesante que nos permite acceder a cafés más caracterizados, donde la acidez y la intensidad nos promueve a consumir habanos de sabores medio.

Si queremos disfrutar de esos añejos especiales intensos, complejos, busquemos cafés intensos, de notable persistencia en boca, así como habanos de medio a fuerte, habanos de los grandes momentos, como son Cohiba o Montecristo.

Maridar estas tres joyas de la cultura cubana es elevar el espíritu a lo más auténtico de sus tradiciones, encalladas en el tiempo, por la sapiencia de quienes a través de la historia sembraron en el fértil suelo este mágico triángulo.

Algunas recomendaciones para maridar este triángulo

Café Habano Ron

Turquino Sir Winston de H.Upmann Santiago 11 años

Serrano Siglo VI de Cohiba Havana Club 7 años

Montecristo Montecristo No.2 Caney 12 años

Cohiba Athmosphere Short Churchill Romeo y Julieta Varadero 7 años

Más información en: www.revistasexcelencias.com/Gourmet

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Por: Profesor Fernando Fernández Milián

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