La cultura de consumo de Habanos hoy es considerada como un reto para los productores de esta emblemática obra de agricultores, torcedores y comercializadores, ante las actuales legislaciones antitabaco vigentes por toda Europa y Norteamérica, mercados tradicionales del único producto cubano con Denominación de Origen.
Una de las estrategias que sin lugar a dudas puede influir en esta situación, a mediano o largo plazo, es potenciar las ofertas y servicios profesionales en el llamado segundo canal de distribución ( Restauración Hotelera y Extrahotelera), además de que el mercado interno está urgido a plantearse un crecimiento de sus ventas, por la demanda ya ascendente.
Cada día son más los turistas internacionales que llegan a Cuba con avidez de fumar con entera libertad las marcas Globales o de Nicho de Habanos (en sitios establecidos para fumadores), carentes de esa posibilidad en sus lugares de origen.
De ahí la necesidad de que los sommelieres y profesionales del sector gastronómico brinden un servicio donde prevalezcan el conocimiento y el dominio convincente de una propuesta de Habanos acorde a las expectativas del cliente, conjugando con precisión los maridajes con espirituosos u otras bebidas.
Una interrogante que debemos resolver es si el fumador prefiere Habanos recién elaborados o de algún añejamiento. La tendencia al consumo de Habanos añejados está muy de moda, pues a través del tiempo, con las adecuadas condiciones de conservación (temperatura 16?—18?grados y humedad 65—70 %), estos ganan en complejidad, suavidad, sabores y aromas más agradables, el nivel de nicotina y taninos disminuyen, y por ende sería un Habano más saludable y elegante.
ETAPAS DE AÑEJAMIENTO
Los Habanos podrían guardarse por un período de añejamiento que se refiere en las siguientes etapas:
1. Período de Pre Fermentación:
entre 1 y 2 años.
2. Primera Fermentación:
a) Para Habanos de Fortaleza Suave: entre 2 y 3 años en cajones semicorrientes.
b) Para Habanos de Fortaleza Media: alrededor de 5 años en cajones semicorrientes.
c) Para Habanos de Fortaleza Fuerte: entre 7 y 8 años en cajones semicorrientes.
En esta etapa los Habanos tienden a elevar su nivel aromático.
3. Segunda Maduración:
Resultado de la degradación del tanino y la interacción de sus productos finales con los sabores generados por la fermentación.
No todos los Habanos pasan por el proceso de segunda maduración. Para poder llegar a la segunda madurez, el Habano debe tener sabor a madera y taninos suficientes para generar más sabores agradables. En este estadío es donde se logran Habanos clásicos y elegantes.
4. Tercera Maduración:
Es el resultado de la acumulación de una fineza generada por reacciones químicas misteriosas entre congéneres y todo lo demás componentes de un Habano.
A partir de 20 años de añejamiento es el momento en que aparecen los grandes bouquets en los Habanos, comparados con la fineza de un gran Burdeos o Borgoña añejados.
De aquí parte el criterio de que, como mismo se conservan vinos en nuestras cavas para consumo en años posteriores, debemos empezar a seleccionar algunas cajas de Habanos, como por ejemplo las de Cohiba Maduro 5 (vitolas Secretos, Mágico y Genios) o los Cohiba Behike (vitolas BHK52, BHK54, BHK56), donde ya su materia prima fue añejada por un período aproximado de cinco años, para guardarlas con todo celo en los humidores y pasados cinco años posteriores a su elaboración, proponerlos como verdaderos tesoros de nuestra oferta e incluso adjudicarles un precio especial, proporcionando un mayor margen de rentabilidad muy beneficioso.
Sin desdeñar los Habanos frescos, que también saben muy bien, la propuesta sería más amplia y abierta para complacer los más disímiles gustos de los clientes.