De un lado a otro de la isla tienen su asiento dos de los productos que más identifican la cubanía a nivel internacional. Como paréntesis especial que aúna esta región tropical, en el oriente está situada la cuna del ron ligero, que por estos días celebra su 150 aniversario; y al occidente crece fervoroso el habano, con 520 años desde el primer avistamiento por parte de los colonizadores del ritual de la cohoba.
Así comenzó el maridaje entre habanos y espirituosos como feliz conclusión al III Encuentro de Rescate y promoción de la cultura culinaria de Cuba Saborear lo cubano, que estuviera sesionando en estos días de noviembre. Con la guía del profesor de la escuela de Hotelería y Turismo Fernando Fernández y el profesor Juan José López, especialista del Instituto de Investigaciones del Tabaco tuvo lugar la degustación, que se realizara en los predios del Museo del Ron Cubano.
A consideración de los asistentes se presentó la vitola de galera Julieta II de Partagás, con sello Bolivar, que al decir de los especialistas, aunque no es de las más populares, si constituye una “marca con pedigrí” por su territorio de sabor tan manifiesto y también por ser un habano de largo recorrido. De los espirituosos la puerta la abrió el Havana Club 7 años, antesala a una exclusividad de la carpeta de la empresa ronera como es el Selección de Maestros.
Sobre esta combinación explica Fernando Fernández: “a modo de colofón a Saborear lo cubano, si estas en Cuba y has apreciado el rescate de tradiciones culinarias; pues nada mejor que algo tan auténtico como son el tabaco y el ron.
“Hoy hemos realizado una practica de maridaje entre un afamado habano, el Havana Club 7 años y el más reconocido últimamente de los añejos de reciente incorporación al mercado, el Selección de Maestros, un ron de altísima calidad, totalmente diferente del resto de los cubanos ya existentes, con mucho cuerpo y complejidad, que sobre todo se percibe en su modo de expresar el 45 % de alcohol en volumen que posee. Es definitivamente un lujo y como cierre a esta forma de entender los placeres como lo vemos los cubanos nada mejor que una propuesta de este tipo”.
De la religiosidad aborigen a la cual estaba ligado el habano, a la sensación de placer que según los franceses define hoy un buen maridaje, el encuentro motivó intercambios y apreciaciones de muy diversa índole. Coincidieron todos en que aun en tiempos donde fumar es cada vez más restringido por las leyes de sanidad y la premura de la vida moderna, el habano sigue teniendo un valor de élite y permanencia. Incluso cuando predominan en las ofertas los habanos gruesos y de corto recorrido, vitolas como la presentada siguen siendo un clásico entre los fumadores, y como tal muy apreciadas.
El profesor Juan José, resulta conclusivo: “esta es la prueba, tenemos que trabajar para fumadores de alta calidad, no solo los nuevos, los que empiezan, sino los que ya existen y tienen un gusto definido, una alta fidelidad al producto. En ese sentido deben moverse nuestros esfuerzos, para garantizarles un buen habano, para que perdure y crezca una tradición como esta en donde la tierra y el hombre dan origen a algo de tanta naturalidad, tanta excelencia, que nos distingue”.
