Sin duda, de todas las costumbres pascuales, la más popular y extendida en el mundo quizás sea la de los huevos de Pascua, cuyo origen tiene tantas leyendas detrás como formas de decorarlos existen.
Algunos creen que como antaño se seguía un riguroso ayuno en Cuaresma, no solo de carne sino también de huevos, existía la tradición de hervirlos con anterioridad para garantizar que se mantuvieran conservados, y en Pascua comerlos en familia y distribuirlos como regalo, a vecinos y amigos.
Otros historiadores sugieren, sin embargo, que durante la Edad Media, en Semana Santa, era común que los censos feudales se pagaran con huevos, y como muchas veces se estipulaba que el día de pago fuese el domingo de Pascua, era tradición que existieran gran cantidad de huevos en esa fecha.
En Francia, por ejemplo, los jóvenes organizaban la "Procesión de los Huevos", pues los iban recolectando por todo el pueblo para posteriormente ser bendecidos y obsequiados en la Iglesia local, donde eran destinados a socorrer a los más pobres.
Dicen que fue en la época del rey Luis XIV cuando se introdujo la idea de pintarlos, para después venderlos como objetos decorativo, e incluso ofrecerle al monarca cestas cargadas de huevos dorados y decorados artísticamente.
En Hungría, por ejemplo, era común que el lunes de Pascua, los pretendientes acecharan desde el amanecer a las jóvenes de su aldea, para llevarlas junto a las fuentes, y luego pedirles como premio un beso y un huevo.
En los países nórdicos, en cambio, eran considerados como un anuncio de la inminente primavera, por lo cual los huevos frescos eran decorados con colores vivos y alegres, como forma de simbolizar el fin del largo invierno.
Hay que tener en cuenta que los huevos siempre han tenido un alto simbolismo religioso, incluso en las cosmogonías más primitivas, pues siempre ha sido símbolo de resurrección y de vida escondida.
En la India y en países semitas de la región oriental, el huevo ha representado el germen primitivo, escondido en el agua.
En Egipto, el simbolismo del huevo se asemeja al mito griego de la Caja de Pandora. Se cree que el dios Osiris y su hermano, Tifón, lucharon respectivamente e introdujeron todos los bienes y males del mundo en un huevo. Al romperse el mismo, todos los males se distribuyeron por el planeta.
También en Persia, como en Grecia y Roma, era muy común pintar huevos y comerlos en las fiestas, en honor a la primavera.
Mucho más actual es la costumbre de los huevos de Pascua hechos de chocolate y rellenos con sorpresas, que se han ido extendiendo por el mundo como un regalo curioso y muy apreciado, y ya no tan solo en Pascuas, sino en cualquier época del año.