Cuba apuesta por la creación de una asociación de vinicultores

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Asociación de Vinicultores de Cuba
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Ante el creciente empuje de los productores de vinos en el país y la incorporación cada día de nuevos miembros, Cuba reiteró hoy su apuesta por la creación de una asociación de vinicultores representativa de lo más novedoso en este sector, trascendió en esta capital.

Durante la reunión de balance del Club de Vinicultores de La Habana “La Giraldilla”, celebrada en la Casa de Cultura 'Joseíto Fernández' de Centro Habana, Danilo Llanes Benítez, miembro de esa agrupación, explicó que la ventaja de crear una sociedad de vinicultores y asociarse ubica a Cuba en la relación mundial de productores de vino.

Notificó el también comercializador y productor citadino que hoy los vinicultores de la Mayor de las Antillas tienen gran fortaleza, amplios conocimientos y la experiencia necesaria para llegar a incrementar la producción y poder comercializar en el mercado interno, e incluso, exportar a otras naciones.

En la actualidad, recordó, somos invisibles ante los actores de la economía nacional y disponer de una asociación permitirá visualizar nuestras bebidas en la nación y en el mundo, y esto representa una gran fortaleza ya que puede hasta constituir un impacto social y subir la parada de este sector.

Llanes Benítez refirió asimismo que los centros científicos del país u otras organizaciones afines podrán ayudar a la comercialización de los vinos producidos en la nación pues lograrán certificar su calidad y allanar el camino a la mejoría que han ido adquiriendo con los años y a la mercantilización de cada uno.

Debemos insertarnos en los nichos de mercado que hoy no tenemos y facilitar los encadenamientos entre asociaciones similares y participar en eventos nacionales e internacionales a fin de generar nuevos rubros, así como exportar y sustituir exportaciones, precisó.  

También, aseguró, usar la energía renovable, disminuir el impacto ambiental, capacitar la membresía y potenciarla a niveles superiores, así como fomentar la participación en ferias nacionales e internacionales, incrementar la presencia en los hoteles, el turismo, la red de tiendas y en el sector privado.

Igualmente, refirió Llanes Benítez, crear una enoteca nacional para comercializar nuestros vinos que pueden servir de plataforma de negocios, disponer de catadores especiales en la Asociación, una revista propia y contar con un Consejo Técnico Asesor.

Asimismo, subrayó el especialista, disponer o contar con un organismo, una entidad o un ministerio que nos represente en el mercado nacional e internacional, el cual podría ser el Ministerio de Turismo (MINTUR) o el de la Industria Alimentaria (MINAL).

Ya estamos comenzando a crecer y a entrar y vender en varios tipos de mercados, y los contratos hechos hasta ahora son muy fuertes, pero, es necesario seguir fortaleciéndose, de ahí la necesidad de crear una asociación cubana de vinicultores, aseguró.

Rememoró igualmente Llanes Benítez que la Ley 54 de 1985, conocida como “Ley de Asociaciones” instrumenta el ejercicio del derecho de asociación reconocido constitucionalmente a todos los ciudadanos cubanos.

Esta norma, expuso el también productor, establece los requisitos para el reconocimiento legal e inscripción de las asociaciones, lo cual constituye además una garantía para su protección, y las cuales deberán contar con más de 30 miembros, tal y como ya tiene la nuestra.

Recordó que en Cuba existió un productor llamado Enrique Aldabó, socio de la empresa Trespalacios y Aldabó, dedicada a la producción industrial de licores y bebidas espirituosas, que a pesar de la guerra de 1895 a 1898, y en apenas una década del nuevo siglo, ya era considerado por la revista Cuba en Europa, como “el mayor licorista de América”.

En ese sentido, el especialista comunicó a los vinicultores del Club reunidos que contribuyó al éxito de esa compañía el espíritu creativo de Aldabó, porque no se conformaba con importar equipos modernos para la fábrica; y cuando era necesario, los inventaba.

Refirió igualmente que mientras algunos licoristas se concentraban en un producto, Aldabó tuvo otra estrategia, y optó por la diversidad, por la experimentación sistemática, y por el aprovechamiento de la variedad de frutas cubanas.

Por ejemplo, recordó el miembro del Club de Vinicultores “La Giraldilla” que de los afamados alambiques creados por Aldabó surgieron bebidas con sabor a naranja, plátano, cacao, café, y anón, entre otros, y en octubre de 1907, comercializaba ya 26 tipos de licores.

A lo largo de los años, este intrépido vinicultor obtuvo múltiples premios en la Isla y en el exterior, y los éxitos del empresario inspiraron al pianista Gottardi a crear el vals titulado Triple Sec Aldabó, promocionado por la revista El Hogar, comentó el productor citadino.

 Aldabó fue Presidente de la Unión de Fabricantes de Licores de la Isla de Cuba, de la Sociedad Colombófila de La Habana, de la Sociedad de Cazadores de La Habana y de Asociación Nacional Cubana de Avicultores, entre otros, testificó Llanes Benítez.

 Por su parte, Keiler Rodríguez, presidente del Club, abogó por la conformación y creación de la nueva asociación, la cual, -insistió-, facilitará el trabajo de sus miembros y ayudará a dar a conocer las marcas y a los productores de toda la ínsula caribeña.

Adelantó finalmente que a partir de ahora el ex productor capitalino Carlos Quinto, quien hace muy poco se retiró por enfermedad, asumirá la tarea de historiador de dicha agrupación y devendrá como el responsable del “Manual del Principiante” de esa nueva sociedad.

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