Nunca una bebida ha estado más cerca del Olimpo que el hidromiel. El llamado néctar de los dioses ha acaparado nuevamente la atención de la mixología. Y es que este elixir tan antiguo como místico se reinventa cada vez más en cócteles modernos como Margarita, el Mojito o la Sangría blanca, que hace volar la imaginación y el paladar. Un renacimiento de la bebida en toda regla. Pero ¿qué lo hace tan especial? Te contamos más sobre esta opción refrescante, deliciosa y saludable.
El hidromiel es una bebida fermentada a base de miel y agua, cuyos orígenes se remontan a civilizaciones tan antiguas como la china, egipcia y nórdica. No obstante, fue la mitología vikinga la que lo bautizó como un regalo divino servido en cuernas, reservado para los dioses y los valientes guerreros. A día de hoy, no necesitas ser ni uno ni otro para degustarlo, eso sí la experiencia siempre será celestial.
La bebida oscila entre el dorado pálido y el ámbar profundo, mientras el aroma es suave, donde por supuesto la miel es protagonista mezclada con notas frutales y florales, puesto que en algunos casos se fusiona con frutas, hierbas e incluso flores. Su sabor destaca lo dulce y a veces ligeramente ácido. Aunque, lo mejor son sus virtudes medicinales, ideal para los celíacos por contener 0 gluten.
Hidromiel: garante de bienestar
Lo que verdaderamente hace al hidromiel especial son sus beneficios para la salud. Varios estudios afirman que su consumo favorece la absorción de minerales como el calcio y el magnesio, y por tanto, ayudan al sistema óseo. Mientras, sus propiedades antibacterianas permiten calmar irritaciones de garganta, proteger contra infecciones y fortalecer al organismo en materia inmunológica.
Por otro lado, previene el estrés oxidativo, reduce el riesgo de enfermedades crónicas, las inflamaciones y mejora la salud digestiva. Algunos incluso le atribuyen efectos afrodisíacos.
Tampoco hay que confiarse demasiado con el hidromiel. Debido a su contenido alcohólico, no es recomendable ni para mujeres embarazadas, ni niños. Asimismo, su consumo en exceso podría derivar en el aumento de peso y afectaciones al hígado. Así que todo en su justa medida.
Si te atreves al fusionarla en coctelería puedes probar añadiéndolo a licores de hierbas y zumo de frutas, sustituyendo el ron y el azúcar.