Quizás muchos no coincidan en que sea la Navidad la época más bonita del año, pero de lo que sí no caben dudas es que supone la de mayores tradiciones alrededor del mundo. Entre las guirnaldas, calendarios de adviento, árboles y luces, siempre habrá una cesta navideña que pone la guinda al pastel o mejor, al panettone, para recibir la celebración por todo lo alto.
Ese obsequio lleno de productos cuidadosamente seleccionados que simboliza gratitud y buenos deseos, aunque parece costumbre de estos tiempos, es mucho más antigua y, “para variar”, se le atribuye al Imperio Romano.
Un viaje al pasado: las raíces de la tradición
Las fiestas Saturnales celebradas en diciembre en Roma fueron la semilla de esta tradición. En aquel entonces, los patrones entregaban a sus clientes una sportula, una cesta de mimbre repleta de alimentos como higos, laurel y otros productos de calidad, como muestra de generosidad y reconocimiento hacia aquellos que les servían.
Más adelante, surgió una versión anglosajona, el Boxing Day, celebrado el 26 de diciembre. En este día, las clases nobles ofrecían cajas con regalos a sus empleados domésticos, mientras que las iglesias recolectaban donaciones para los más necesitados. Así, se fue extendiendo a todo el orbe.
De hecho, hoy son un clásico que no pierde vigencia en ninguna latitud. Una manera de agradecer, recompensar y compartir momentos especiales en torno a los sabores más tradicionales de la temporada.
Pero, ¿qué no debe faltar en una cesta de Navidad?
Aunque algunos dependerán de lo típico de cada cultura, hay otros universales imprescindibles:
- Dulces típicos
Los turrones, polvorones, mazapanes y mantecados son el alma de cualquier cesta navideña. Estos dulces no solo evocan el espíritu de la temporada, sino que también aportan un toque de tradición y nostalgia.
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- Vinos y cavas
El brindis es un momento esencial en las celebraciones navideñas, por lo que nunca olvides poner botellas de vino, cava o sidra, o al menos una de ellas.
- Embutidos
El jamón ibérico es el rey de las cestas españolas, aunque tampoco es de extrañar verlo coronando la de otras naciones. Ya sea en formato de pata entera o en lonchas, este producto es un símbolo de calidad y buen gusto. También se puede complementar con chorizo, salchichón o patés gourmet.
- Quesos y conservas
Aquí el imprescindible es el queso, el tipo será el que gustes, ya sea curado o semicurado. Por otro lado, en materia de conservas se suelen incluir anchoas, berberechos o pimientos del piquillo.
- Bombones y chocolate
Los bombones y las tabletas de chocolate son el broche dulce que toda cesta necesita. Un toque goloso que no solo agradecerán los pequeños de casa.
- Licores especiales
De las bebidas también es común el whisky, coñac o ginebra premium. No obstante, hay quienes prefieren optar por licores dulces, ideales para los postres o el brindis final.
Si estabas pensando en otro ingrediente para tu cesta, eres libre tanto de añadir como de suprimir o modificar alguno de los anteriores, a fin de cuentas, mientras responda a las preferencias de los destinatarios, todo vale. En Navidad, la creatividad es siempre bienvenida.