¿Eres más de mantecados o de polvorones? La pregunta es un clásico válido casi para cualquier contexto, aunque en Navidad cobra un significado especial, pues son 2 de los imprescindibles de las mesas sobre todo españolas en esta época. Pero lo más curioso es que son tan parecidos que a menudo se confunden. De hecho, no te preocupes si eres de los que todavía se pregunta qué los distingue. Aquí te contamos sus diferencias.
Primero, hablemos de sus orígenes. Ambos dulces comparten a Sevilla como cuna, en el siglo XVI. La receta cuenta con la protección de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) “Mantecados y Polvorones de Estepa” y como es de imaginar, supone el punto de partida de los polvorones: la mezcla horneada de harina de trigo, manteca de cerdo y azúcar. Estos llegaron después como una variante de los mantecados, aunque tienen su propia identidad, marcada por el uso de almendras y una textura más quebradiza.
Pero, ¿qué lleva un mantecado?
Redondo, compacto y ligeramente achatado, con una textura uniforme. Así son los mantecados, al menos estructuralmente. En boca derretirse es su mayor encanto y característica.Su base incluye harina de trigo, manteca de cerdo y azúcar, aunque su versatilidad permite añadir aromas y sabores como canela, limón, vainilla o cacao.
Para elaborarlos, los ingredientes se mezclan hasta formar una masa que se moldea y se hornea. Tras el enfriado, se espolvorean con azúcar glas
¿Y qué pasa con los polvorones?
Los polvorones comparten muchos ingredientes con los mantecados La clave es la incorporación de almendras molidas, que les da una textura más firme y quebradiza. Son más densos y suelen tener una forma ovalada. Su nombre hace honor a su textura, que parece convertirlo en polvo al comerlo.
¿Mantecado o polvorón? Tú eliges
Con tantas similitudes no es de extrañar que la decisión a veces resulte difícil. Aunque, la mejor idea, sin dudas, es disfrutarlos en igual medida, reconociendo esas pequeñas diferencias que los hacen especiales.