San Jacobo: una leyenda empanada con jamón y queso

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Gabriela Sánchez
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san jacobo

A medio camino entre un sándwich y un flamenquín, se halla el San Jacobo, una receta universal tan rica que logra el agrado hasta de los más pequeños y tan sencilla que no pasa de moda. Su nombre avizora varias cosas: cuanto menos cierta influencia religiosa y, en consecuencia, un montón de leyendas alrededor. Empecemos por develar su origen.

El San Jacobo es un plato que, aunque humilde, está cargado de historia y por supuesto, sabor. Aunque el punto de partida de la elaboración no está del todo claro, algunas teorías lo ubican en las hosterías del Camino de Santiago, donde se ofrecía a los peregrinos como un alimento reconfortante y sustancioso. Otra lo asocia con un homenaje a San Jacobo, a quien se le atribuye la muerte de cientos de moros, al estar elaborado con cerdo, un ingrediente ausente en la cocina musulmana y judía.

Lo cierto es que hoy resulta una preparación muy española pero presenta en las mesas de cualquier cultura gracias a una mezcla que nunca falla al paladar: jamón york, queso y un empanado crujiente.

El secreto del San Jacobo 

Ingredientes:

  • 8 lonchas de jamón cocido (jamón york)
  • 4 lonchas de queso (tipo gouda, havarti o similar)
  • 2 huevos
  • Harina (para rebozar)
  • Pan rallado
  • Aceite para freír
  • Sal y pimienta al gusto

Preparación:

  1. Preparar los paquetes:  Coloca una loncha de jamón cocido sobre una superficie plana. Pon una loncha de queso encima y cubre con otra de jamón. Presiona ligeramente para que quede compacto.
     
  2. Rebozar:  En tres platos, dispón la harina, el huevo batido con una pizca de sal y pimienta, y el pan rallado. Pasa cada paquete de jamón y queso primero por harina, luego por el huevo batido y finalmente por el pan rallado, asegurándote de cubrir bien todos los lados.
     
  3. Freír: Calienta abundante aceite en una sartén a fuego medio-alto. Fríe los San Jacobos hasta que estén dorados por ambos lados. Retíralos y colócalos sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
     
  4. Servir:  Sirve los San Jacobos calientes, acompañados de una ensalada fresca, patatas fritas o tu guarnición favorita.
Credito
Gabriela Sánchez