Todos tenemos ese truco casero que usamos demasiado, aunque ni siquiera sepamos de dónde salió. Tal vez te lo enseñó tu madre o tu abuela, y si ellas lo decían, pues así debía ser. Uno de esos trucos es añadir azúcar a la salsa de tomate para “reducir” la acidez. En realidad, es cuestionable: no disminuye la acidez, solo la enmascara, aportando un sabor distinto.
Sigue leyendo y descubre cómo corregir la acidez del tomate sin perder su auténtico sabor.
¿De dónde viene lo de echarle azúcar al tomate?
Cuando añadimos azúcar al tomate (o a cualquier alimento), simplemente estamos aumentando su palatabilidad. El problema es que no controlamos los azúcares añadidos. Por eso nos gusta tanto el ketchup: es dulce, pero no sabe realmente a tomate, ¿a qué no?
La acidez del tomate se debe a que, botánicamente, es una fruta. El azúcar solo disimula esa acidez; no la elimina. Y si tu organismo no procesa bien el ácido, este truco no ayuda demasiado.
4 formas efectivas de corregir la acidez de la salsa de tomate sin azúcar
1. Bicarbonato de sodio
Sustituye el azúcar por bicarbonato. No te preocupes: este mineral no altera el sabor, pero sí neutraliza la acidez del tomate. Eso sí, hay que medir bien: con un cuarto de cucharadita suele ser suficiente; más puede dejar un sabor extraño.
2. Cocinar el tomate durante 20-25 minutos
Este truco tan solo es apto para quien tiene tiempo y ganas de esperar, que hoy en día, no ocurre muy a menudo, pero vale la pena. Cocinar a fuego lento potencia los sabores dulces del tomate y, de manera natural, reduce la acidez, esta vez de verdad. La cocina a fuego lento siempre es un sí rotundo cuando queremos sabores profundos.
3. Añadir hierbas aromáticas
Aquí no eliminamos la acidez, sino que modulamos la percepción del ácido. Incluyendo otros ingredientes, en este caso hierbas mediterráneas, la salsa será mucho más aromática y el sabor gana complejidad. Las más populares en estas recetas son el orégano, la albahaca y el tomillo, aunque el laurel, el eneldo y las hierbas provenzales también van muy bien. Para un toque dulce natural sin azúcar, un pizca de canela o nuez moscada puede marcar la diferencia.
4. Asar los tomates o caramelizar la cebolla
A diferencia del sofrito tradicional, la salsa de tomate puede enriquecerse con otros ingredientes que suavicen su acidez. Caramelizar la cebolla antes de añadirla aporta un dulzor natural. Si además asas los tomates (en horno o airfryer), intensificas su dulzor y potencia el perfil umami, logrando una salsa más sabrosa y equilibrada.