¿Qué hacer con las sobras de Nochebuena? Recetas reales para aprovecharlo todo

¿Qué hacer con las sobras de Nochebuena? Recetas reales para aprovecharlo todo
Un recorrido por las mejores ideas para aprovechar las sobras de Nochebuena en casa: croquetas, arroces, caldos y platos reales que evitan tirar comida y alargan la Navidad.
nevera llena con sobras de comida de Nochebuena
¡No hay sitio en la nevera!
Thursday, December 25, 2025 - 11:00

La mañana del 25 de diciembre es un clásico nacional. Abres la nevera con café en mano y allí están: bandejas a medio acabar, fuentes intactas “por si acaso”, restos gloriosos de carne asada y una cantidad sospechosa de recipientes sin tapa. La Nochebuena terminó, pero la Navidad sigue… en formato tupper.

Porque en España hay una tradición no escrita que se repite cada año: repartir sobras entre los asistentes. Se hace con cariño, con generosidad y con cierta ingenuidad. Todos sabemos la verdad incómoda: esos tuppers nunca volverán. Ni el bonito, ni el bueno, ni el que tenía tapa azul. Aun así, se entregan. Es parte del ritual.

Más allá del chascarrillo doméstico, las sobras de Navidad son una radiografía perfecta de nuestra cultura gastronómica: abundancia, respeto al producto y una capacidad innata para sacar partido a lo que ya está hecho. Aquí empieza la cocina de verdad.

Recetas con sobras de Navidad

Las croquetas son, sin discusión, el destino final más probable. Da igual lo que haya sobrado: pavo, pollo, jamón, capón, cordero o incluso marisco. Todo cabe si se pica bien y se integra en una bechamel hecha con calma. El truco de las casas con experiencia es claro: añadir parte de la salsa del asado. Ese gesto convierte unas croquetas correctas en algo que sabe inequívocamente a Navidad. Se fríen, se celebran… y se congelan “para un día”. Spoiler: ese día llega en enero, cuando ya nadie quiere cocinar.

receta croquetas con sobras de Nochebuena

Luego está la ropa vieja, ese plato que demuestra que el aprovechamiento también puede ser emocionante. Tradicionalmente ligada al cocido, funciona de maravilla con carnes navideñas. El cordero o el pavo desmigado, rehogado con cebolla, ajo, pimiento y un toque de tomate, se transforma en un guiso reconfortante, perfecto para comer sin mantel bueno ni copas finas. Si aparecen patatas cocidas sobrantes, entran sin discusión. Aquí no hay normas, solo sentido común.

El arroz se cuela casi sin pedir permiso en los días posteriores. Con un caldo potente —hecho a partir de huesos, carcasas o cabezas de marisco— y restos bien seleccionados, el arroz pone orden en el caos. Un poco de carne, algo de gambas peladas, quizás verduras olvidadas. El resultado suele ser uno de esos platos que se comen en silencio, porque todos están demasiado ocupados disfrutando.

Y si hablamos de fondos, hay que detenerse en el caldo. El gran héroe invisible de la Navidad. Lo que muchos tiran —huesos, espinas, carcasas— es, en realidad, la base de sopas memorables, consomés reparadores y futuras comidas que agradecen el trabajo previo. Aquí no hay postureo: hay oficio doméstico.

El marisco sobrante merece mención aparte. Gambas, langostinos o incluso carabineros que no se tocaron por pudor o exceso reaparecen en revueltos, cremas suaves, croquetas marineras o ensaladillas de alto nivel emocional. Y sí, las cabezas y las cáscaras también cuentan. Bien tostadas, concentran un sabor que ningún atajo moderno puede imitar.

En paralelo, ocurren esas pequeñas escenas tan españolas: el pan duro que se convierte en migas o sopas de ajo, las guarniciones que acaban en tortillas improvisadas y el gran placer oculto del bocadillo de sobras. Pan bueno, carne asada y un poco de salsa. No se publica en redes, pero se recuerda todo el año.

Cocinar con sobras no es ir hacia atrás. Es volver a una cocina más sensata, más consciente y, curiosamente, más disfrutable. En los días posteriores a Nochebuena, cuando se apagan las luces y desaparece el protocolo, la gastronomía española muestra su versión más auténtica.

Y mientras repartes tuppers, sonríes y dices “ya me lo devolverás”, sabiendo que no pasará.
Pero también sabes algo mejor:
la Navidad, en realidad, aún no se ha acabado.