Los mantecados y polvorones ya no viven solo de la canela o la almendra. Obradores de municipios con gran tradición como Antequera o Estepa apuestan por sabores innovadores, versiones veganas, halal o sin azúcar y propuestas gourmet que renuevan el dulce navideño sin perder su esencia.
El corazón de Andalucía sigue siendo el principal productor de mantecados y polvorones. Municipios como Antequera, Estepa, Osuna o Rute se disputan liderazgo, tradición y calidad, pero también exploran nuevos caminos. A los clásicos se suman hoy nuevos ingredientes, harinas alternativas y sabores contemporáneos que buscan atraer a un consumidor más diverso y exigente.
Antequera: tradición pastelera y creatividad gourmet
En un sector de larga historia, Delicias de Antequera representa una nueva generación de obradores. La empresa nació a finales de los años noventa impulsada por Juan Manuel Aguilera y Violeta Rivas, con un pequeño obrador nocturno que pronto encontró éxito gracias al boca a boca. Hoy, con 35 trabajadores, venden a toda España a través de su tienda online.
En su catálogo destacan propuestas como el polvorón de almendras bañado en chocolate blanco, el de pistacho, el especial de turrón, o mantecados de vainilla con nueces y versiones con chips de chocolate belga. Todo elaborado de forma artesanal, una seña de identidad que ha acompañado su crecimiento.
Muy cerca se sitúa Grupo Sancho Melero, fundado en 1948 y hoy el mayor productor de dulces navideños de Málaga, con 3,7 millones de kilos anuales. La empresa cuenta desde hace más de una década con un departamento propio de I+D para desarrollar nuevos sabores.
A los clásicos se han sumado opciones de coco, cacao, limón, piña, plátano o mango, y bajo su línea más gourmet, Mantequera, han lanzado mini mantecados de tarta de queso, con mascarpone italiano y fresa, y de tiramisú, sabores inspirados en postres presentes hoy en muchas mesas.
Estepa: innovación, personalización y diseño
En Estepa, cuna histórica del mantecado, la innovación también gana terreno. En El Gamo elaboran mantecados de tarta de queso, coco, limón, pistacho u naranja, mientras que Dulces El Patriarca ofrece la posibilidad de personalizar mantecados con nombres o dedicatorias, una propuesta singular que combina tradición y emoción.
Otra empresa estepeña, La Fortaleza, ha apostado por el diseño como valor añadido. Su estuche más icónico es una lata metálica con forma de la plaza de toros de La Maestranza, que incluye una selección de dulces clásicos y se ha convertido en un producto muy demandado, también fuera de la campaña navideña.
El panorama se completa con firmas como San Enrique, con mantecados de cacao y chocolate belga, La Ponderosa, con roscos de vino dulce y polvorones de pistacho, o Somos los artesanitos, que elaboran desde mantecados sin gluten hasta surtidos halal, ecológicos o creaciones como las Delicias al estilo Dubái, con crema de pistacho y kadayif.
Tradición e innovación conviven así en los obradores andaluces. El mantecado sigue siendo un símbolo navideño, pero también un territorio creativo en constante evolución, capaz de adaptarse a nuevos gustos sin renunciar a su identidad.
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