No es casualidad que la Nochebuena comparta celebración con la natillas. Si eres de los que disfruta este postre cremoso, el 24 de diciembre supone el pretexto ideal para saborearla en cualquiera de sus variantes. Y es que no hay mejor combinación que el binomio de fiesta y dulce.
Aunque hoy las conocemos como un postre dulce, en sus orígenes las natillas eran mucho más austeras y no incluían ni azúcar ni canela.
Más antigua de lo que podría parecer, la receta tiene sus orígenes en la época medieval, justo en los conventos de España y Francia. Reza la leyenda que fueron, los frailes los que por mero azar mezclaron leche, harina de trigo y yemas de huevo. El resultado sorprendió con una preparación simple pero exquisita.
Durante el Renacimiento, con el comercio de especias y el auge del azúcar en Europa cambiaron las reglas del juego. Entonces, las natillas adquirieron ese toque que las define hoy. Una mezcla fría a la que se le añade un toque de vainilla o canela.
Curiosidades
¿Sabías que las natillas tienen diferentes nombres y versiones según el país? En Italia se llaman "crema inglesa", mientras que en Costa Rica, por natilla se conoce una crema agria que complementa platos típicos como el gallo pinto.
Otro dato curioso es que ha sido inspiración para otras elaboraciones como la crema catalana, que utiliza la mitad de leche en su preparación y lleva su superficie caramelizada al fuego para crear una costra crujiente.
Las versiones de natillas van desde clásicos como de chocolate, galletas, fresa y avellanas hasta de coco, piña e incluso calabaza. Aunque da igual si prefieres una tradicional o te atreves a innovar con algún giro moderno; lo importante es que este 24 de diciembre, le des una oportunidad hoy, porque un postre con tanta historia merece su propio homenaje.