Aunque las recetas de pastas son muy fáciles y casi cualquiera puede elaborarlas, muchas veces estas no quedan lo suficientemente suaves o por el contrario muy pegajosas, por lo cual es bueno seguir algunos consejos para asegurarnos de que estén “al dente”.
Para preparar la masa en casa lo único se usa harina común y huevo, o solamente yemas, pues los primeros harán una masa más durita, mientras que los segundos nos permitirán tener una masa más tierna.
Para conseguir un punto medio hay que utilizar huevos más algunas yemas. Los huevos son la clave de una exitosa pasta casera: tienen que estar a temperatura ambiente y ser frescos.
Si estáis preparando la masa para hacer pastas rellenas, como ravioles o capelettis, hacerla sólo con yemas, y no dejarla airear, estirarla bien y cortar y rellenar.
La pasta se puede colorear usando azafrán, albahaca, espinacas, calabaza o puré de remolacha para darle distintos tonos.
A la hora de cocinarlas, la primera regla es poner mucha agua. Se cuentan hasta 5 litros cada 500 gramos de pasta, con lo cual evitamos que la pasta se pegue cuando cocinamos.
Sólo se echa la pasta en la cacerola cuando el agua comienza a hervir, pues de otro modo se cocinará de forma dispareja.
Las pastas rellenas frescas siempre corren el riesgo de que se abran durante la cocción. ¿Cómo evitarlo? Congelándolas por una hora antes de cocinarlas, y luego echarlas directamente al agua hirviendo.
Excepto que estemos pensando en hacer una ensalada de pasta, no debemos pasar la pasta cocida por agua fría.
Las pastas simples son fáciles de mezclar con salsas de todo tipo. En cambio, las pastas rellenas no van con toda clase de salsas, es importante que armonicen con el sabor del relleno.
