Los niños que están acostumbrados a la comida chatarra antes de los tres años de edad pueden desarrollar un bajo cociente intelectual (CI) para el resto de la vida, según un realizado por la Universidad de Bristol.
Los niños que están acostumbrados a comer muchos dulces, papas fritas, bizcochos y pizzas antes de los tres años de edad pueden desarrollar un bajo CI para el resto de la vida, revela la investigación, publicada en el sitio inglés Daily Mail.
Los investigadores determinaron que la diferencia en el CI de niños que se alimentan de manera inadecuada puede llegar a cinco puntos con relación a los niños que recibieron una alimentación más saludable con frutas, legumbres y comida casera.
Especialistas alertan que, aunque la dieta sea corregida, el resultado no se altera, pues el período crucial está exactamente en el inicio de la infancia. Estos datos son alarmantes, pues es el primer estudio que sugiere una conexión directa entre la dieta de los niños con el desarrollo intelectual en la vida adulta.
El proyecto de la investigación tomó en cuenta factores como clase social, lactancia materna, escolaridad y edad de la madre. Los investigadores también admitieron la influencia del ambiente doméstico, como el acceso de los niños a juguetes y libros. Analizando todos estos datos, los investigadores llegaron a la conclusión de que la alimentación es crucial en los tres primeros años de vida, cuando el cerebro crece en ritmo más acelerado.
El hecho es que niños que consumen alimentos ricos en grasas y azúcar dejan de consumir vitaminas y nutrientes fundamentales para el desarrollo completo del cerebro. Para llegar a este resultado, los padres llenaron cuestinarios sobre los alimentos y bebidas consumidos por sus hijos con edades de tres, cuatro, siete y ocho años.
Tres estándares alimenticios fueron identificados: una dieta rica en grasas y azúcar, una dieta tradicional de carne y legumbres y una dieta saludable, rica en frutas, ensaladas y legumbrres.
El estudio fue realizado con 4 mil niños y utilizó un sistema de puntuación para marcar cada tipo de dieta. Para cada aumento de punto en alimentos saturados, con alto tenor de grasa o azúcar, hubo una caída de 1,67 puntos en los puntos de CI. Ya para los niños que optaron por dietas más saludables, a cada aumento de punto a favor de la dieta, el aumento de CI fue de 1,2 puntos.
Los investigadores Pauline Emmet y Kate Norhstone afirmaron que el efecto de una dieta pobre en el desarrollo del cerebro podría durar para siempre y alertan sobre la importancia de la alimentación en el desarrollo de los niños. En el estudio publicado en el Periódico de Epidemiología y Salud Comunitaria, el CI de los niños fue medido cuando llegaron a los ocho años de edad.
Estos resultados no significan que no se pueda dar nunca alimentos industrializados, refrescos o pizzas a sus hijos, sino que estos alimentos deben ser consumidos con la debida moderación.
