Bebida Coyol
He visitado varias veces Costa Rica, que ha hecho un extraordinario trabajo de posicionamiento, para las tipologías de turismo de naturaleza, ecológico, rural..., sin embargo, al regresar a casa me quedaba con una interrogante ¿por qué no conocí y degusté más comida tradicional? La respuesta era lógica, tenía que encontrarla más allá de la zona central del país.
En la vida es mejor tener buenos amigos que comparten una pasión, incluso es más importante que el dinero... ¡si se tienen los dos maravilloso! Para regresar a Costa Rica coordiné con mi muy querida y admirada Ana Báez, una presentación de mi nuevo Manual de Negocios, Productos Gastronómicos y Turísticos con la Cámara Nacional de Ecoturismo y Turismo Sostenible de Costa Rica (CANAECO) y la impartición de una conferencia con el Instituto Costarricense de Turismo (ICT), ambas sin costo, para coadyuvar al desarrollo del turismo gastronómico en Costa Rica y en la región de LATAM.
Ana, como la extraordinaria anfitriona que es, fue por mí al Aeropuerto Internacional Juan Santamaría, ubicado en Alajuela, a una distancia de unos 18 km del centro de la ciudad de San José, la capital. El taxi tiene un costo aproximado de $45.00 dólares; y prepárense para un gran tráfico, lo cual deben considerar cuando lleguen y salgan del país por ello me hospedé en un hotel cercano al aeropuerto antes de volver.
Ana con Julio su esposo, me llevaron en Alajuela a comer al Bar Restaurante Monteverde, donde probé el ceviche de chuchecas, chifrijo, tacos de queso artesanal..., y a la Casona del Maíz, para al fin degustar la famosa tortilla aliñada y palmeada con queso y crema, gallo pinto que tiene un sin fin de combinaciones. También fuimos a Finca Rosa Blanca, tiene buenas prácticas de sostenibilidad, degustamos platillos contemporáneos con ingredientes de su huerto y por supuesto un rico café de su plantación, que está en Santa Bárbara de Heredia a 30 minutos de San José.
En San José, aproveché para hacer un recorrido culinario con Foodie Tours, en diversos establecimientos con Adriana su fundadora-directora, que se caracteriza por ofrecer un excelente servicio, donde resalta la propuesta de valor de cada uno de los establecimientos que visitamos en el famoso barrio Escalante (aunque trabajan en todo el país). Antes de partir de San José, por supuesto tenía que visitar el Restaurante Sikwa de cocina ancestral costarricense, del Chef Pablo Bonilla considerado el mejor restaurante de Costa Rica, según la mediática guía de los 50 mejores restaurantes de Latinoamérica. Probé el menú degustación de 7 tiempos maridado con vinos y cócteles. Tuve una gran experiencia de ingredientes regionales, técnicas, preservación cultural y tradiciones culinarias ancestrales, un muy buen servicio al cliente y excelente costo beneficio con valores añadidos, ¡muy recomendable!
Ver mi experiencia aquí.
PROVINCIA DE GUANACASTE:
Ya con está sensibilización de la cocina tica en la zona central, estaba listo para viajar hacia Guanacaste, provincia famosa por su buen comer y beber en la que se encuentra la destacada “Zona Azul”, en la Península de Nicoya, en donde hombres y mujeres superan el promedio de expectativa de vida, inclusive con edades de más de 100 años, quienes gozan de buena salud física y mental, gracias al apego de una tradición alimentaria, una sólida fe y espiritualidad, mucho apoyo y respeto de una red familiar, la actividad física reflejada en una movilidad constante y contar con un propósito de vida o razón de ser…
Para poderme movilizar en la región me desplacé a Santa Cruz, considerada una de las ciudades folclóricas más populares de Costa Rica y un imán, para aquellos interesados en experimentar la comida, la música, la danza y los festivales tradicionales. Es considerada un centro turístico de distribución, por el ICT, que cuenta en su página web con valiosos recursos, para poder viajar en el país, por lo que bajé en formato PDF la “Guía Turística Cultural de Guanacaste Sur”, que me orientó bastante bien en mis recorridos.
Me hospedé en el Hotel Diriá, un excelente lugar para disfrutar de Santa Cruz y punto de partida para visitar playas y atracciones cercanas. De igual modo, ofrecen desayunos con ingredientes locales, tienen servicios de comida y cena, me encantó por los platillos y bebidas tradicionales, servilletas con figuras emblemáticas de la cultura en la región, una especie de títeres con los que cubrieron mis alimentos y por supuesto la música de marimba tan importante de preservar para las comunidades locales.
En Santa Cruz escuché y visité el parque de la marimba, una iniciativa del profesor de Música Randy Juárez para preservar esté utensilio “símbolo nacional de la cultura y el folklore costarricense”. También fui a la coyolera del Sr. Canano a ver y probar la bebida que se extrae de la palma coyol, cuya corteza está rodeada por miles de espinas, sus frutos sirven como alimento para el ganado, además de que de esta sustrae una de las bebidas más típicas de Guanacaste que es el “vino de Coyol”, el cual obtienen cortando el árbol y haciendo en él, un hueco o canal en el ápice del tallo, donde se acumula un líquido que al fermentarse produce el “vino de Coyol”, cómo la comunidad le llama coloquialmente. De igual modo, aprecié la producción artesanal de las deliciosas rosquillas, tanelas y empanadas de maíz, tradición culinaria ancestral, que se consumen durante todo el año por su preparación y sabor inigualable del horno artesanal de leña con Doña Miriam.
Gracias al apoyo del Instituto Costarricense de Turismo, que me facilitó el transporte y al Sr. Wilberth quien manejó y me guió, pude conocer la famosa cerámica chorotega en San Vicente, a unos 30 minutos de Santa Cruz en donde se encuentra el ecomuseo cerámica chorotega, que cuenta con piezas ancestrales originales y con Denominación de Origen (DO), muy cerca se ubica la comunidad de Guaitil, donde pude ver la evolución e innovación de la cerámica por artesanos como el Sr. Frank.
Ver aquí.
La siguiente parada fue la comunidad indígena de Matambú de la etnia chorotega, que preserva sus usos, costumbres, cosmovisión y sus tradiciones culinarias, nos recibió Don Pedro Pablo y su esposa Elizabeth con las deliciosas bebidas chicheme, hecho a base de maíz morado pilado y tiste elaborada con cacao, arroz, clavos de olor, tapas de dulce y agua. Comimos un delicioso arroz de maíz con gallina a la leña en su proyecto familiar eco cultural “Nangú Chorotega”, que ofrece una experiencia ancestral.
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Como cierre del día, tomamos café hecho en la famosa vandola, con un diseño industrial de su creador Mainor Alfaro, inspirado en el café chorreado tradicional de Costa Rica, que son estupendos souvenirs gastronómicos.
Al siguiente día salimos muy temprano de Santa Cruz a Nicoya, para desayunar muy rico en el Mercado Nicoa, que ofrece productos y comidas tradicionales Nicoyanas, yo probé unos deliciosos tamales de maíz tierno que estaban espectaculares. Ya con el estómago lleno seguimos nuestro viaje hacia la zona de playas para conocer Punta Islita, Playa Carrillo, Sámara en donde comí con el Sr. Wilberth una deliciosa parrillada de mariscos en el Restaurante Mr. Pelícano a unos metros de la playa en una plaza, y por ende mucho más económico. La última parada del día fue el Hotel Riu Guanacaste, en donde pude disfrutar de un tranquilo mar y un espectacular atardecer que alimentó mi alma y me hizo añorar a mi cupcake. El hotel Riu cuenta con varios conceptos gastronómicos de comida italiana, asiática, internacional y el de especialidad en cocina tica, llamado Tucan en el cuál disfrute un menú degustación con maridaje o armonía de vinos ¡muy rico!, con un muy buen servicio. Al otro día temprano fui al spa-gimnasio, desayuné opíparamente e inicié el regreso a casa, no sin antes comprar los regalos para mis seres queridos entre ellos el emblemático oso perezoso.
Gracias a este viaje, pude valorar más el patrimonio cultural y gastronómico de Costa Rica, al vivir sus tradiciones, interpretar y degustar su biodiversidad con platillos y bebidas ancestrales, pero sobre todo, percibir que hay un movimiento cada vez más fuerte del mapa de actores de la cadena productiva alimentaria y la cadena de valor turística, para visibilizar y dinamizar el uso de los ingredientes endémicos o nativos en la preparación de alimentos sanos, respetando la tradición, pero innovando con técnicas internacionales, por lo que no me queda duda que seguirá contribuyendo a la gran revolución gastronómica que se tiene en Latinoamérica (LATAM) con su comida sana y tradicional ¡Pura vida!.
Artículo no pagado, fotos e información es total responsabilidad del autor, quién pagó el viaje con recursos propios y contó con apoyos sin condicionamientos o compromisos en el artículo.
Agradecimientos:
Ana Báez, Presidente en Turismo & Conservación Consultores.
Chef Pablo Bonilla, Restaurante Sikwa.
Adriana H. fundadora-directora de Foodie Tours.
Cámara Nacional de Ecoturismo y Turismo Sostenible de Costa Rica (CANAECO).
Instituto Costarricense de Turismo (ICT).
Hotel Diriá: Doña Grettel Alfaro y Don Alejandro Castro.
A todas las excelentes personas con las que pude interactuar durante el viaje.